Padres de familia denuncian que menores estudian en 5 módulos de madera y calamina, soportando casi 30 grados de calor
Luego que la institución educativa Santo Domingo de Guzmán, ubicada en el distrito de Chicama, provincia de Ascope, La Libertad, fuera demolida, cientos de escolares iniciaron clases en instalaciones precarias, casi a la intemperie, soportando cerca de 30 grados de calor.
Así advirtió el presidente de la Asociación Peruana de Consultoría, Elías Tapia, quien dijo que esa situación se originó cuando se demolió el plantel para edificar una Escuela Bicentenario.
El especialista manifestó estar de acuerdo con algunos padres de familia que han señalado no estar en contra de la demolición del colegio, pues estaba aún en buenas condiciones. “Se están dilapidando 95 millones de soles que es el costo del nuevo plantel. Con eso se pudo construir 4 colegios en otras zonas que realmente lo necesitan”, opinó.
Sobre las condiciones de las aulas provisionales que debían acoger a los alumnos en tanto se ejecuten las nuevas obras, indicó que no han provisto suficientes. “Han levantado solo 15 aulas de contingencia en una losa deportiva para que los niños reciban clases, cuando por la cantidad de alumnos (más de 700) se necesitan 21”, enfatizó.
“Ante ello, la dirección del plantel se ha visto obligada a adquirir 5 módulos con paredes de madera y techos de calamina, como han denunciado los padres de familia, que son verdaderos hornos por el calor al que se exponen alumnos y docentes”, remarcó.
Elías Tapia, dijo que “este hecho es una de las consecuencias de las improvisaciones que se dan en los convenios de gobierno a gobierno, por el que muchas veces el país ganador de la buena pro contrata empresas extranjeras para ejecutar las obras, sin que haya control sobre eso”.
Al respecto, los padres de familia advirtieron que el colegio no presentaba grietas en las paredes ni pisos, y que recientemente se había construido nuevas aulas, por lo que no se explican por qué se tuvo que demoler. “Ha sido un abuso y despilfarro del dinero del Estado. El colegio estaba todavía en buenas condiciones”, dijo Luis Guiver Maldilla, padre de familia de la zona.
Lourdes Reyes Yupanqui, representante del Consejo Educativo Institucional (CONEI), añadió: “mi hijo, que está en el quinto año de secundaria, me dice mamá ahí yo me ahogo, no hay ventilación, es un calor insoportable. Ni los profesores quieren estar en el aula. Es un horno”.
Por su parte, Defensa Civil de la Municipalidad Distrital de Chicama también se pronunció tras una inspección y evaluación de los ambientes y determinó que las aulas prefabricadas actualmente en uso “no brindan la seguridad necesaria” y constituyen “un peligro eminente” para estudiantes y docentes.
