El uso de orina como fertilizante ya se ha probado en distintas ciudades a lo largo del mundo.
Investigadores consideran el uso de la orina humana como alternativa a los fertilizantes químicos, los cuales subieron de precio debido a la guerra en Ucrania. Además, ayudaría a reducir la contaminación ambiental y alimentar a una población en constante crecimiento.
Fabien Esculier, ingeniero ambiental, apunta que en la orina humana hay nitrógeno, fosforo y potasio. Estos nutrientes son necesarios para las plantas, pues así pueden crecer y desarrollarse. Incluso, durante mucho tiempo, se utilizaron los excrementos urbanos en los campos agrícolas, antes de ser remplazados por fertilizantes químicos.
El uso de la orina humana como fertilizante no es algo nuevo. Ya se experimentó con este residuo humano en ciudades ecológicas suecas a inicios de los años 1990, y posteriormente en Suiza y Alemania. También se están realizando pruebas en Estados Unidos, Sudáfrica, México, India y Etiopía.
Sin embargo, aún hay barreras que superar para que su uso se implemente masivamente. Por ejemplo, el de las ideas preconcebidas. Un estudio muestra marcadas diferencias entre qué tan abiertas están las personas a consumir alimentos fertilizados con orina humana. La tasa de aceptación es muy alta en China, Francia o Uganda, pero baja en Portugal o Jordania.
Otro problema a superar es el propio traslado de la orina a los campos agrícolas. «Introducir innovaciones ecológicas lleva tiempo, especialmente una innovación radical como la separación de la orina», dice Tove Larsen, investigadora de la Escuela Federal Suiza de Ciencia y Tecnología del Agua (Eawag).
A pesar de lo que muchos puedan pensar, la orina no es un vector importante de enfermedades. Por lo tanto, no requiere un procesamiento pesado para su uso en la agricultura. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda dejarla reposar. También es posible pasteurizarla.