Así como del primer mundo nos viene la propuesta de un nuevo orden mundial con un gobierno único, también desde naciones desarrolladas nos llega la advertencia de que se trata de “que desaparezca Dios del horizonte humano”, como ha escrito el arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares (carta “Esperanza para el año 2021”).
Entre los medios que el cardenal señala para que la humanidad se encamine a un nuevo orden mundial, destaca el “fantasma ideado de una superpoblación y el remedio a ese espectro de eliminar vidas”, así como “hombres con miedos y temores, con nuevas costumbres, leyes, ideologías y cultura impuestas a la humanidad entera”, de modo que se borre el nombre de Dios “de todas las esferas públicas”.
Cañizares alude a un Dios misericordioso, compasivo, tierno y amable”, por lo que “con Él seremos sembradores de esperanza”.
Las directrices de un nuevo orden mundial -afirma el prelado- están en contra de “la libertad, la familia, la vida, la educación integral”, de manera que el hombre sea “un muñeco en manos de esos poderes infernales, y no hombres libres, críticos, conscientes y creadores”.
Pide “mostrar la victoria de Dios”, pidiendo a los políticos que aprueben leyes en “defensa de la verdad y libertad, de la grandeza de la mujer, de la ecología integral, de la gestión pública sin corrupción ética, de la familia y de protección a los pobres”.
En paralelo, la OEA ha publicado un documento sobre la desinformación, que viene muy a cuento. “La desinformación consiste en la difusión masiva de información falsa (a) con la intención de engañar al público y (b) a sabiendas de su falsedad.
El fenómeno resulta especialmente preocupante en contextos electorales, ya que –de ser efectivo– podría afectar la legitimidad de un proceso que es fundamental para el funcionamiento y la existencia misma de una sociedad democrática”.
Hay muchas formas de engañar. Decirnos que hay que cambiar la ley de promoción agroindustrial, y tratar de hacerlo es una forma de mentir. El Congreso peruano ha decidido que el trabajador del campo debe ganar 50 soles por hora.
Un úkase absurdo, contrario a todos los estudios y recomendaciones sobre la crisis de la agroindustria, que después de décadas de progreso se encuentra paralizada por la masa ignorante y manipulada por agitadores que tiran piedras contra la Policía.
Este ingreso no se justifica económicamente y no lo puede subsidiar el estado. Entonces, los caviares y marxistas apelarán al nuevo orden mundial ateo para contentar a una masa que ellos han hecho hambrienta, y atacarán a los agricultores, que por culpa de los bloqueos carreteros no han podido vender sus cosechas de este año. Esa es la táctica de los enemigos del progreso.
Es indispensable que el gobierno garantice el libre tránsito de personas y mercaderías por el territorio nacional. No hay lógica que justifique lo contrario. El gobierno tiene que ejercer el principio de autoridad o de lo contrario se desautoriza a sí mismo.
(*) Periodista y analista político.
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