La traición de Salaverry, los árbitros de Odebrecht y el Papa mudo

por | Feb 6, 2019 | Opinión, Titulares

Por Phillip Butters

Hace muchos años en el reino de Perusalén era muy mal visto que un político se convirtiera en un tránsfuga. Lo normal, lo que sucedía era que un político de izquierda termine siendo de izquierda, de la misma forma los de derecha y de centro, eso era lo normal. En el caso de la izquierda, con la Izquierda Unida, FOCEP, UNIR, PSR, con todas las decisiones que hubo en la izquierda en la década del 80, evidentemente nunca se logró la izquierda unida, pero a la hora de la hora todos sabíamos que los izquierdistas eran izquierdistas, los apristas eran apristas, los acciopopulistas eran y seguían siéndolo. Los del PPC eran básicamente los abogados y economistas de moda. Esa era más o menos la fauna de la política peruana.

Después surgieron los sectores más radicales de la izquierda: el Partido Comunista del Perú (Sendero Luminoso) y el MRTA. Pero ciertamente todo el mundo sabía quién estaba en su sitio. Hoy en día el transfuguismo no solamente es proscrito, sino que es alentado y aplaudido. Este es el caso de Daniel Salaverry, que fue aprista y los traicionó, fue fujimorista y ha traicionado a los fujimoristas y ahora es hincha acérrimo de Vizcarra, entonces es vizcarrista.

Pero no solamente ha dejado de ser aprista y fujimorista, ahora resulta que es antifujimorista y está iniciando una persecución contra ellos que un día a otro aprendió a ver en el Congreso. Del saque botó a 130 personas, que de seguro tienen padre o madre y que seguramente habían llegado ahí producto del tarjetazo que él mismo promovió en su momento, y tarjetazos que él mismo tiene en su despacho. Entonces lo que ha hecho el presidente del Congreso es redefinir la palabra traición en la política.

Salaverry parece que tiene memoria corta, que piensa que el poder le va a servir para siempre y que va seguir siendo presidente del Legislativo, aunque claro los ‘Avengers’ de Kenji Fujimori, otro traidor, creen que lo van a poder encaramar en una reelección en la titularidad del Parlamento. Daniel Salaverry no se ha puesto a pensar si al final se ponen a votar por ‘Vitocho’, si el propio Vizcarra lo traiciona, porque traicionar a un traidor a la hora de la hora no es ningún delito, ni va ser mal visto por la opinión pública ¿Qué va ser en el futuro? ¿Va ser constructor otra vez? ¿Va volver a engañar a los apristas o fujimoristas? Hasta los evangélicos de Trujillo no lo pueden ver porque los engañó pidiendo apoyo y terminó apoyando la ‘ideología de género’. Entonces el problema de Salaverry no es de orden político, sino de orden moral. Él considera que la política es puro pragmatismo y cero ideales, ese es el gran drama del Perú que hay demasiados Salaverries y el problema de Daniel, que es muy simpático, cree que la simpatía le va a durar para siempre.

Ayer se han intervenido inmuebles de una serie de árbitros que eran básicamente señores abogados, bien encopetados y muy prestigiosos que una y otra vez decidieron a favor de Odebrecht en sus litigios con el Estado, especialmente contra el Ministerio de Transporte y Comunicaciones o con algunos gobiernos municipales y regionales y hasta con el Ministerio de Economía y Finanzas. Estos señores nunca pensaron que Odebrecht le iba a tirar dedo en cuanto a sus corruptelas, en cuanto asesorías truchas, depósitos en Andorra, Gran Caimán, Panamá, Malta entre otros paraísos fiscales y eso sazonado con la tirada de dedo o colaboración eficaz de Horacio Cánepa, hombre fuerte del PPC, mano derecha de Lourdes Flores y conspicuo miembro del partido de ‘tucán’ Bedoya que seguramente va a pensar que el señor cometió un desliz de mezclar sus negocios privados con los públicos cuando fue árbitro. El hecho es que lo que se viene para los árbitros es que la justicia es justicia, y son varios años de cárcel, porque si los señores José Domingo Pérez y Rafael Vela han hecho algo más que pasearse en Andorra y Brasil van a tener que traer información de quienes fueron los árbitros coimeros y esos señores no solamente se van a ir a la cárcel, sino que van a iniciarse procesos para anularse esos arbitrajes truchos que perjudicaron al Estado. Una raya más a la cebra de la corrupción de Odebrecht.

El Papa Francisco ha vuelto a decepcionar la feligresía católica. No solo ha bendecido a Fidel Castro y su hermano, también lo hizo con Chávez y Maduro y ahora dice que está llano a colaborar con el diálogo entre dictador venezolano – violador de derechos humanos – y la oposición. Paralelamente su laxitud llega al colmo cuando dice que sacerdotes y obispos violaron a monjas y que están decididos a hacer algo, si claro, todo menos denunciarlos ante los ministerios públicos y fiscalías de cada una de sus diócesis de origen, de cada parroquia de origen.

Si ha habido un cura violador de un niño, niña o monja lo que corresponde es denunciarlo como delincuente. Que ya deje el Papa de joder con el derecho canónico, porque hay que darle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. El derecho canonónico será para diosito, pero el derecho de los peruanos, americanos, holandeses, españoles, italianos o irlandeses es el derecho de cada uno de esos países y en cada uno de esos países ha habido violaciones a muchachos, niños y monjas, a denunciarlos señor Bergoglio, además recuerde que aparte de ser usted un señor de muy izquierda, también es el Papa de todos los católicos y queremos justicia acá en la Tierra, no solo en el cielo o en el infierno.


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