Por Iván Torres La Torre
Quién no ha oído una y otra vez a los políticos y “opinólogos” hablar de “la gran reconciliación”, “la búsqueda de la verdad”, “la inclusión social”, “lucha por los derechos humanos”, “lucha contra la corrupción”, “fuera los corruptos”, “cero corrupción”, “modernización del poder judicial”, “bicameralidad”, “referéndum”, “no reelección”, “seguridad ciudadana”, entre tantas otras expresiones que aparentemente suenan fabulosas pero que en realidad no tienen ninguna trascendencia para el peruano de a pie.
Desde hace casi dos décadas, los operadores políticos, aquéllos que dicen liderar opinión, han impuesto a los medios de comunicación frases que pretenden ser esculpidas en la historia peruana porque suenan bien, porque representan a un sector político o ideológico, pero que en realidad son más que engañifas o frases edulcoradas cuyo único objetivo es cualquier cosa menos lo que dicen comunicar.
Las frases mencionadas y muchas más, han sido debidamente estudiadas por expertos en psicosociales, con la finalidad de disfrazar la revancha, la venganza, la persecución, la arbitrariedad, que permiten “meter de contrabando” en la realidad de las cosas, una dictadura vestida de democracia.
En el Perú, por desgracia, no ha existido un gobierno, en los últimos treinta años, que respete los derechos humanos y que genere una verdadera inclusión. No ha existido nadie que de verdad busque la reconciliación nacional; a ningún Congreso le ha interesado la dignidad del peruano; a la mayoría de los ministros, poco o nada les importó la búsqueda de la verdad. Simplemente, estas frases han servido a intereses que distan de la unidad de una nación. Son intereses perversos los que se encuentran dentro de estas frases edulcoradas y antipatrióticas, movidas por intereses económicos e ideológicos.
Pese a ello, la gran nación peruana no puede perder la esperanza que, en algún episodio histórico de nuestro país, se logre construir de verdad el sustento de todas estas frases que, por el momento, son edulcoradas. Es decir, llegará el momento en que se encontrará la verdadera reconciliación nacional sin revanchas, sin lucha de clases, sin ideologías; llegará el momento en que se encuentre la verdad que genere paz a la conciencia nacional. Se debe construir una verdadera lucha contra la corrupción y eso solo se logra no solo con medidas políticas como el referéndum y bicameralismo, sino que un verdadero líder trabajará para recuperar la moral nacional. ¿Y eso cómo se logra? Es muy simple, recuperando a la niñez y a la juventud y consecuentemente, a la familia peruana; a pesar de que suene retórica o altruista esta frase, no deja de ser la única receta para que “derechistas” e “izquierdistas” comprendan que sus medidas son inútiles, que todo seguirá agudizándose si no aprenden a focalizar el núcleo del problema. Hasta la próxima semana.