ARTURO B. BERDEJO VERA
Muchos de los ciudadanos que hoy se encuentran trepados al podio político habrían de estar felices y tranquilos lejos del mundillo político, en sus casas, supongo. Lástima por ellos que se levantara la alfombra y descubrir toda la pestilente viviente debajo de ella. Pero ya ven empujados por la angurria del dinero, primero y el poder después treparon muy fácilmente, pero ausentes de decencia, al Congreso de la República. Lo hicieron cobijados por el sentenciado, por deshonesto y envuelto en acciones de gran corrupción el tal Cerro grande.
Nadie se hubiera percatado de uno a quien le cargaron la fama de catedrático y jurista de nombre. Resultó un chiflado de esos… de atar. Admirador y fan de Hitler y Mussolini. Una vez descubierto, al chiflado no le quedó otro camino que abanicar al que lo catapultó a premier entonces se dedicó hablar alucinaciones y disparates. De tal modo iba derrapando, el chiflado que se hizo acreedor de una serie de apelativos. “No me atarantes”: “muchachito tonto—en su caso chiflado más que tonto”. Kanibal Torres—intentó comerse a cerro grande, pero terminó luego, a los pies de aquel. Lo triste y denigrante es que este chiflado Kanibal puso sus pergaminos universitarios y supuesto prestigio hincado a los pies de un ignorante. —“La plata, oye”
Nadie se hubiera enterado de no haberse levantado la alfombra que uno remedo de premier era un enano mental enfermito y calentón sexual. Pero gran cínico negó en siete idiomas que eso así no era cierto. De tal modo que imitaba las calenturas de Lezcano: “¿ya estás en la camita calatita amiguita?» Este que es más conocido como puka solicitaba repleto de arrechura que le pusiera unas cuantas hetairas. No le importaba si aquellas fueran A1 o fueran de los linderos de la parada. Es decir, atracaba con todo. Después pagaba con puesto bien remunerados en las filas estatales. Claro pues, para eso lo vistieron de premier y para eso vino a la cosa– vida política. Nadie se hubiera enterado que el sombrerón disponía de una abultada recua de parientes pícaros y corruptos –Con ellos se dispuso hacerse rico.
Nadie se hubiera enterado que el ignorante, al que cerro grande escogió para ponerlo en proa y probar suerte en las elecciones generales era un gamberro que la pegaba de profesor. Que cobraba como profesor y no daba clases en más de tres años. Un redondo delincuente. No bien electo abrió tienda en Sarratea para atender a sus contactos delincuenciales. El cinismo de éste es fingir alteración alegando inocencia. Ahí se ve la mano o, mejor, los disparatados consejos que le da el famoso no me atarantes. Nadie se hubiera percatado el numeroso contingente de ganapanes –familiares cercanos a pedrito muñequito de cerro grande ansiosos por saltar a la buena vida chupando la sangre al país. Se sabía que en el VRAEM anidaban un grupete de terroristas y coqueros. Pero ignorábamos que un aventurero atorrante a quien llamaban “el che” era caserito de esos pagos y se dice que de allí encontró dinerito para viajar vía aérea a países con contactos coqueros un tal bermejo —adulón bermejo y chupamedias de Cerro grande. También levantando la alfombra nos encontramos que Cerro grande y familia eran unos chantajistas en su región. Que vivía de la extorsión a sus codepartamentanos.
Seguimos levantando la alfombra y nos dimos que uno que fuera alcalde de la ciudad comía a dos cachetes. El comunista dueño de la tienda del JNE ni corto ni perezoso lo vacó. Solo un grupito lloró con el alcalde, fueron los que dicen: no, el alcalde ha cobrado…pero poquito… no hay derecho y por qué no le aplican la misma vacuna a ladina. Porque es comunista pues ´on igual al carepalo del JNE.
Por último, una invocación más. Acabemos con los terrucos comenzando por los cerros grande y chico, los bermejo, el sombrerón y ya. Muerto el perro se acabó la rabia. — Señores congresistas vamos ¡¡Acción, ya!!
(*) Miembro (r) de la Marina de Guerra y analista político.
