La justicia de Israel, Alemania y Estados Unidos todavía siguen en las pistas de los criminales de guerra de la II guerra mundial
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Sólo la biología, léase la muerte natural, acabará con la búsqueda de los criminales nazis que cometieron atrocidades durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras exista la posibilidad de que alguno de ellos siga vivo, las justicias de Alemania y Estados Unidos, así como expertos de Israel y Francia, seguirán tratando de localizarlos y de enviarlos ante los tribunales.
Entre los que trabajan en esta búsqueda se encuentra el alemán Jens Rommel, Jefe de la Oficina Central de investigación de los crímenes del nazismo basada en Ludwigsbourg.
Rommel sabe que corre contrarreloj para llevar a la justicia a sospechosos que hoy tienen más de 90 años.
«Nos encontramos en una situación paradójica», dice en una entrevista con BBC Mundo el hombre conocido como el «cazador de nazis».
Último deportado
En el 2017 fue deportado de EEUU a Alemania Jakiw Palij, de 95 años, tras un proceso que se prolongó desde los años noventa. La justicia estadounidense consideró que había mentido cuando entró en 1947 en el país del que era ciudadano desde 1957, al ocultar que había pertenecido a las SS.
Su caso, y en realidad todos los casos que pueden quedar activos, refleja la inmensa complejidad del Holocausto y de la Segunda Guerra Mundial. Palij nació en un territorio que entonces pertenecía a Polonia y ahora a Ucrania, países que rechazaron acogerle cuando EE UU anunció su expulsión.
Finalmente fue aceptado por Alemania. No se trata de grandes jerarcas, de los que ya no queda ninguno vivo, sino de asesinos anónimos sin los cuales el mayor crimen de la historia nunca hubiese sido posible.
Todos los investigados actualmente tienen más de 90 años. La Segunda Guerra Mundial empezó el 1 septiembre de 1939, hace ahora 79 años.
Más localizados
Los cazadores de nazis han localizado a Michael Karkoc, que fue comandante de la Legión de Autodefensa Ucrania, dependiente de las SS, y que participó en matanzas de civiles polacos. Polonia pide su extradición, aunque no será fácil: tiene 99 años, llegó a Estados Unidos en 1947 y lo niega todo.
De los últimos 30 casos revisados, 22 se cerraron por el estado de salud del investigado, tres por su muerte y cinco se mantienen abiertos en diferentes fiscalías del país, según explicó el propio Rommel a la cadena francesa France Culture, que ha emitido este verano una serie de reportajes sobre la historia de la caza de nazis.
Sus responsables calculan que a partir de 2025 se acabará su trabajo, cuando ya no quede nadie que viviese aquel periodo como adulto.
La oficina de Rommel, situada en Ludwigsbourg, ha elaborado fichas de 1,7 millones de personas con los nombres de todos los criminales nazis conocidos hasta ahora.
La ficha 3 AR-Z 95/96 corresponde por ejemplo a Josef Mengele, el sádico médico de Auschwitz que murió en Brasil en 1979 sin haber sido nunca juzgado.
Nueva estrategia
Gracias a una sentencia relacionada con los atentados del 11 de septiembre de 2001, se produjo un importante cambio legal en Alemania que facilitó el trabajo de esta oficina.
En enero de 2007, Munir el Motassadeq fue condenado a 15 años de prisión solo por haber ayudado económicamente a uno de los terroristas del 11S en el caso de las Torres Gemelas.
Los fiscales que perseguían nazis consideraron que esa misma doctrina era aplicable a personas que estuvieron en campos de exterminio como el contable de Auschwitz, Oskar Gröning, que acabó condenado en 2015 a cuatro años de cárcel acusado de complicidad en la muerte de 300.000 judíos.
Esfuerzos truncos
Sin embargo, sigue siendo necesario demostrar judicialmente que el acusado estuvo directamente implicado en atrocidades. Es el motivo por el que Palij no es perseguido en Alemania. «Necesitaríamos evidencias que le conecten directamente con un crimen, pero por ahora no las hemos encontrado», explicó Jens Rommel a la Deutsche Welle.
La Fiscalía de Würzburg le abrió a Palij una investigación en 2015 y la cerró por falta de pruebas. Pero las seguirán buscando. Preguntado sobre el sentido de perseguir a ancianos de más de 90 años por crímenes cometidos hace décadas, Rommel respondió a la radio francesa: «Es un deber político y moral de la sociedad». Y un deber que no acaba en la Segunda Guerra Mundial.
Exigencia de pruebas
La mayoría de los criminales investigados por la mayor atrocidad de la historia están relacionados con la planificación del Holocausto o con los campos de la muerte, no con los fusilamientos masivos que se llevaron a cabo sobre todo entre 1939 y 1941 en Polonia y en el territorio de la antigua URSS y en los que fueron asesinados un millón de personas.
En los últimos 40 años, no ha sido juzgado ningún miembro de los Einsatzgruppen, los escuadrones móviles que se ocupaban del llamado Holocausto de las balas.
Según los investigadores, podrían estar vivos varias decenas de aquellos. Sin embargo, la búsqueda de pruebas es especialmente compleja, no sólo por la falta de supervivientes, sino porque no resulta nada sencillo demostrar documentalmente que alguien que formaba parte de una unidad que participó directamente en una matanza.
Fuente: https://cadenaser.com/ser/2017/06/22/internacional/1498135450_488081.html