Por Martín Valdivia
Alejandro Toledo deberá responder en el Perú por sus graves faltas. Rafael Vela, fiscal coordinador del Equipo Especial Lava Jato, formalizó ayer acusación e inmediata extradición contra el expresidente, su esposa Eliane Karp, Eva Fernenbug – su suegra – y otros implicados por el caso Ecoteva. El “cholo sagrado” tendrá que responder por el delito de lavado de activos.
Este nuevo intento de la justicia peruana se espera no caiga en saco roto, debido a lo engorroso que significa proceder a una extradición desde los Estados Unidos. Toledo ha demostrado en los hechos lo habilidoso que es para esconderse y evadir sus responsabilidades. Nadie sabe dónde está y qué hace, pero por sobre todo, nadie sabe responder como es que puede vivir con total tranquilidad pese a los cargos que tiene en sus contra.
Haciendo un poco de memoria, Ecoteva es el nombre de una empresa fundada en Costa Rica por la madre de Eliene Karp, Eva Fernenbug. En dicha empresa se usaron dos cuentas en el banco ScotiaBank de Costa Rica. La primera se creó en febrero del 2012 con la astronómica suma de 17 millones de dólares.
Pero aquí viene la gran jugada: esos 17 millones de dólares fue un préstamo a Scotiabank de Costa Rica que Ecoteva había solicitado y que fue devuelto al banco en apeas 89 días. Según la Unidad de Inteligencia Financiera, esta es una modalidad que utilizan los mafiosos para blanquear dinero en diversos paraísos fiscales. Ciertamente, Ecoteva no necesitaba de ese dinero, todo fue una fachada.
Pero el “nuevo rico” no fue tan inteligente como para “barajar” sus ingresos ilícitos. Haciendo gala de su poder económico, Toledo Manrique -utilizando siempre como testaferra a su suegra – adquirió una propiedad valorizada en 3,8 millones de dólares en Las Casuarinas y una oficina en el Edificio Omega de Surco valorizada en 882 mil dólares. Estas casas fueron canceladas con dinero de la empresa Ecoteva de Costa Rica.
No contento con ello, el “incorruptible” pagó las hipotecas de sus casas de Camacho (217 mil dólares) y de Punta Sal (277 mil dólares) con fondos de la misma empresa. Toledo, hasta la fecha, no ha podido demostrar fehacientemente cómo compró esos bienes y con qué fondos pagó las hipotecas. Sin duda, esos dineros provenían de las coimas millonarias de Odebrecht. Su angurria lo obligó a ostentar sus lujos en su propio país, exponiéndose a ser investigado.
Esperamos que por fin la justicia lo traiga de las orejas el bribón expresidente. Una celda lo espera con ansiedad. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.