Por: Carlos Linares Huaringa
Twitter: @carloslinaresh
La indignación ciudadana frente a la corrupción e ineptitud política no debe ceder espacio al mediocre conformismo e inacción. En eso estamos todos de acuerdo.
Sin embargo, esta indignación debe ser entendida solo como el punto de partida para un proceso de cambios y no como un fin en sí mismo.
Casos como Lava Jato y CNM audios han mostrado el escaso o nulo nivel moral de nuestras autoridades políticas y judiciales.
Los escándalos protagonizados por congresistas de diferentes bancadas han llevado al sótano la aprobación de dicho poder del Estado.
Y la manera delincuencial en la que determinados alcaldes han conducido sus gestiones, encabezando verdaderas organizaciones criminales, ha enervado a todos.
Salvo el caso de los audios (que involucra a jueces y fiscales), todos los demás involucran a cargos de elección popular. Por ello debe entenderse la importancia del voto.
Dicho de otra manera: el ciudadano debe comprender la trascendencia de su decisión al momento de elegir en un proceso electoral, porque de lo contrario será el principal responsable de que haya delincuentes y/o impresentables en el Ejecutivo, Parlamento, regiones y municipios.
Es necesario que exista un voto informado y no que se decida en la cola.
El punto de partida para salir de esta crisis política está ahí, en el voto.
No se puede ser cómplice de esta situación y después solo quejarse de quienes salen elegidos.
Es momento, amigo votante, de que se haga responsable de su decisión.