Circula un chiste por las redes que en su simpleza oculta una gran verdad. Aparece un personaje que dice: “La homosexualidad antes estaba muy mal vista, luego fue aceptable, ahora es casi recomendable, espero morir antes que sea obligatoria”. Este chiste está revelando en realidad la verdad que hay detrás de muchas estrategias de manipulación social.
Peter Senge en su libro “La quinta disciplina”, explica como de alguna manera todos somos como la rana de la historia del agua hervida, pues estamos en un mundo en que los cambios son tantos y tan rápidos que terminan siendo imperceptibles.
Senge plantea que, si tomamos a una rana y la ponemos en una olla de agua hirviendo, la reacción de la rana será salir a como dé lugar de la olla. Pero si la colocamos suavemente en la olla con el agua a temperatura ambiente, la rana se quedará muy tranquila y se pondrá a nadar, luego prendemos el fuego de la cocina, la temperatura del agua subirá de a pocos hasta que llegue al punto de ebullición, como la rana se habrá acostumbrado a la temperatura del agua, sin darse cuenta terminará muerta en medio del agua hirviendo.
El progresismo viene desde hace décadas aplicando a la sociedad el método de la rana. De esta manera ha venido imponiendo en muchas partes el aborto, la eutanasia, la liberación de las drogas, las demenciales ideas feministas y la ideología de género. A través de películas, reportajes, campañas publicitarias, más o menos agresivas, han ido subiendo la temperatura del agua en la que todos como la rana de Senge terminaremos sancochados por la ideología del progresismo globalista.
Uno de los temas que van subiendo la temperatura de la cocina en la que todos chapoteamos como las ranas del progresismo ha sido el triunfo del señor Rikkie Valerie Kollé, como Miss Países Bajos. Es decir, debemos creer que la mujer más hermosa de Holanda es un hombre desgarbado, con una horrible sonrisa y tetas de utilería. Mientras una decena de mujeres realmente hermosas son humilladas y obligadas a aplaudir la coronación de un friki en tacones. A esto hay que sumar que el dueño del concurso mundial es el millonario tailandés Jakkaphong Jakrajutatip, otro señor que gusta andar vestido de mujer y al que como quien sube unos grados al hervor, todos, como relajadas ranas, tenemos que reconocer como tal.
Lo propio sucede en las competencias deportivas en que cada vez son más los hombres que ganan títulos luego de maltratar, golpear y humillar mujeres. Pero tenemos que creer que se trata de una competencia entre iguales, tenemos que aceptar que estamos ante mujeres, aunque el vencedor tenga más testosterona que el increíble Hulk. Aunque esto se ha logrado revertir en algunos países felizmente.
El progresismo nos quiere llevar a un mundo sin certezas, en que todo es relativo y depende de las percepciones.
Es importante reaccionar y hacer algo muy simple: defender la verdad. Y la verdad nos hará libres.
