La contienda dominicana se ha reducido a un duelo entre dos presidentes
El presidente dominicano Luis Abinader está a la vanguardia de un cambio de ciclo en el continente americano. En la víspera de las elecciones que renovarán tanto el Senado como la Cámara de Diputados, la mayoría está convencida de que Abinader será reelegido.
A las puertas del centro electoral en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, los jóvenes Fernando Sosa, Jonás Gutiérrez y Víctor Tolentino discuten animadamente sobre el panorama electoral. Se ríen de un «astuto» votante que intentó conseguir dinero para regresar a Bonao, sabiendo que no es verdad. Es mediodía en la capital dominicana, y el consenso es claro: Luis Abinader, el candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM), al que se refieren como el «blanco» por su origen en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), parece encaminado hacia la reelección. Para asegurar su victoria, necesita obtener el 50% más uno de los votos.
Las encuestas predicen que Abinader, conocido por su firmeza en temas haitianos, confirmará un cambio político en las Américas, originado por el descontento popular frente a la corrupción y la violencia. Este cambio ha sido evidente desde las protestas antigubernamentales de 2019, que resultaron en victorias electorales de la oposición en países como Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Uruguay, Costa Rica, Honduras, Guatemala y, más recientemente, Panamá.
Doce países han experimentado este cambio, con las excepciones de Paraguay y El Salvador. En Paraguay, el oficialismo continuó con Santiago Peña, mientras que en El Salvador, Nayib Bukele consolidó su poder con una contundente victoria y el control total del Estado.
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En junio, las elecciones mexicanas donde la candidata oficialista Claudia Sheinbaum es la favorita, podrían consolidar aún más esta tendencia que Abinader ahora lidera. Todo esto está por verse en la primera vuelta de las elecciones dominicanas.
«Este es un país donde debe ganar la democracia, un país con mucha madurez democrática», afirmó Abinader al emitir su voto, un acto conocido popularmente como «rayar el padrón» en los barrios de Santo Domingo.
La contienda dominicana se ha reducido a un duelo entre dos presidentes. Leonel Fernández, quien gobernó el país caribeño durante 12 años, se ha convertido en el principal oponente de Abinader al frente de La Fuerza del Pueblo. Fernández, miembro del Grupo de Puebla, un foro de izquierdistas y populistas liderado por José Luis Rodríguez Zapatero, llegó al poder en 1996 mediante un acuerdo con el derechista Joaquín Balaguer, sucesor del dictador Leónidas Trujillo, para impedir el ascenso del socialista Peña Gómez.
El debate frente al colegio electoral se desvía hacia el béisbol, otra pasión nacional. Tolentino compara a la estrella local, Juan Soto de los Yankees de Nueva York, con Abinader. En su último partido, Soto anotó dos jonrones, y Tolentino espera que Abinader haga lo mismo, liderando el país durante cuatro años más.
Así, Luis Abinader no solo busca la reelección, sino que también está a punto de consolidar su liderazgo en un continente que clama por un cambio político. Con su enfoque en la estabilidad y la firmeza, Abinader representa la esperanza de muchos dominicanos para un futuro más prometedor y democrático.