Por Alter B. Himelfarb W. – Miembro A.I.E.L.C.
En el artículo anterior, decíamos: “Hecha la JUSTICIA”, -de reconocer el derecho histórico de Israel a Tierra Santa-, ahí sí, llegaría la verdadera Paz, puesto que ningún país estaría amenazando a Israel con borrarla del mapa (agregamos: específicamente IRÁN) ni podría haber un grupo terrorista con igual y permanente propósito, como Hamás, Hezbolláh, (agregamos: Fatáh, El E.I.). Esos movimientos desaparecerían por falta de apoyo y financiación”.
Decíamos también, que Egipto y Jordania, firmaron un “Pacto de No Agresión”, ya que el reconocimiento del Estado de Israel, no fue exactamente una declaración concreta y específica como que Israel tiene derecho a su propia tierra, Tierra Santa. Por ello, fue un Pacto de “cartón”, un Pacto frágil. Puesto que si estos 2 países hubieran reconocido ese derecho INNEGABLE, hubieran dejado sin ARGUMENTOS a los movimientos terroristas mencionados como al resto de países musulmanes.
Por una parte, Egipto se vio forzado e impulsado a firmar este Pacto de “no agresión”, únicamente, para RECUPERAR LA PENÍNSULA DEL SINAÍ. De otra manera, no lo habría logrado.
Y por otra, es inaudito ver cómo los países de fe cristiana, cuya espiritualidad nació del judaísmo, insisten en “voltear la cara” del voto en la ONU, con *abstenciones* o lo que es más grave, VOTAR EN CONTRA DE ISRAEL, en oportunidades donde los mismos países de creencia cristiana, se están poniendo -muy bien puesta- “la soga al cuello”.
El presente Artículo, está dirigido al Papa FRANCISCO y a todas las dirigencias cristianas de las diferentes corrientes, por cuanto votar en contra de Israel, en aspectos como éstos, es un desatino, un disparate, un despropósito, porque va contra la propia esencia de la existencia y credos de los países votantes. ¿Acaso todo lo acontecido en los primeros 100 años de esta era, (100 d. c.) mencionado en los Evangelios, fue un mito? ¿Sucesos inexistentes? ¿Imaginarios?
Hace unos días, en Dic. 18, el “Jerusalem Post” informaba de un académico saudita, -Abdulhameed Hakeem, Director del Centro del Medio Oriente para Estudios Legales y Estratégicos, en Jedda,- quien pedía respaldo al reconocimiento de Jerusalém, como capital de Israel. Agregando que las protestas en contra, constituían un “verdadero choque” al proceso de paz.
Por otra parte, el Ministro de Exteriores de Bahrein, el jeque Khalid Bin Ahmed Al Khalifa, consideró como una “cuestión secundaria”, el reconocimiento de Trump, de Jerusalém, como la capital de Israel, instando al mismo tiempo a formar un frente unido, con Washington, contra los “Theo-Fascistas-Islámicos de Irán.
Y enredado con estas noticias, salió a la luz pública, que la “Administración Obama saboteó una operación contra el grupo terrorista Hezbolláh, -que sigue siendo apoyado por los iraníes-, para no incomodar a éstos y que se pudiera concretar el acuerdo nuclear (con Irán) en el 2015.
Se trataba de un plan llamado “Proyecto Casandra”, para monitorear el tráfico de armas y drogas de Hezbolláh, que incluía el envío de cocaína a Estados Unidos.
Quienes todavía veíamos en Obama a un personaje equilibrado y honesto en sus decisiones, tendremos que reconocer que –de acuerdo a ello-, nos equivocamos.