Por: Martín Valdivia Rodríguez
El país ha ingresado a un compás de espera en cuanto a las medidas constitucionales que se tomarían respecto a la disolución del Congreso de la República. Lejos de calmarse las aguas, todavía hay mucho pan que rebanar respecto a esta lucha intestina de poderes que terminó con un parlamento disuelto, congresistas en pie de lucha y un nuevo gabinete que intentará reconstruir la imagen de un país en shock.
Pero un tema llama la atención en toda esta vorágine de incertidumbre que vivimos los peruanos a comienzos de semana: La juramentación de Mercedes Araoz como “presidenta encargada”, situación que no sólo puso en vilo a la democracia peruana, sino que nos acercó a situaciones políticas tan extrañas como las que vive Venezuela, también gobernada por dos presidentes. Y llama la atención por las revelaciones que acaba de hacer la señora Araoz quien, en un gesto no sabemos si de ignorancia o candidez, aceptó juramentar “sin que ella quisiera”.
¿Cómo es eso? Sí, tal cual. Esa es su confesión. Es más, dijo que se negó a ponerse la banda presidencial (que ya habían ido a comprar, sí, a la esquina…) y que la juramentación frente a la Biblia y el crucifijo dizque surgió “en la efervescencia del momento”. ¿Acaso Mercedes Araoz sufrió de un repentino hipnotismo impulsado por algún mandarín fujimorista? ¿tal vez sufrió de algún tipo de demencia pasajera que la llevó incluso a dar un “discurso a la Nación” que escribió de puño y letra? ¿o tal vez la llevaron de la mano ángeles invisibles?
No lo sabemos. Lo cierto es que sorprende estas declaraciones que no sabemos si atribuirlas – como ya lo dijimos – a una candidez extrema o una muy estudiada posición política que fue revertida en tanto las horas le daban más poder a Vizcarra. Aráoz se refugió en su departamento y no ha recibido a la prensa, salvo excepciones muy contadas. Algunos analistas atribuyen el retroceso y renuncia de Araoz al temor de ser encausada por usurpación de funciones, cuya pena es cárcel sin atenuantes.
Sin duda, con el paso de los días iremos conociendo los pormenores de este fugaz paso de Mercedes Araoz por la presidencia, ya que hay muchos detalles que no se conocen. No sabemos qué futuro le espera a “Meche”, lo único cierto es que esta embarazosa situación no la olvidará jampas en su vida. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.