Médico resuelve origen de epidemia que dejó más de 50 mil ciegos en Cuba

Descubrió que fueron afectados por neuropatía óptica causada por deficiencia de ácido fólico en la alimentación,  acelerada por intoxicación con un ron de mala calidad

por | Oct 11, 2021 | Especiales

Descubrió que fueron afectados por neuropatía óptica causada por deficiencia de ácido fólico en la alimentación,  acelerada por intoxicación con un ron de mala calidad

BBC.COM/MUNDO

A principios de la década de 1990, luego de que Cuba comenzó a experimentar las consecuencias del colapso de la Unión Soviética y del bloqueo estadounidense, a causa de lo cual dejó de recibir importante ayuda en petróleo, alimentos y otros insumos claves para su salud,  alrededor de 50.000 cubanos sufrían, de modo aparentemente inexplicable, algún tipo de pérdida de visión.

El oftalmólogo estadounidense Alfredo Sadun fue convocado por la OMS para que viaje a Cuba lo antes posible y atender la inexplicable epidemia de ceguera en Cuba, en atención a que sería causado por algún virus que estaría dañando el nervio óptico.

Sadun, hoy miembro del Doheny Eye Institute, afiliado a la Universidad de California de Los Ángeles (UCLA), Estados Unidos estaba radicado en esos días en Miami con su familia, y pidió unos días para formar el equipo adecuado que le acompañaría e investigar varias posibilidades.

Un período especial

El colapso de la Unión Soviética, que le proporcionaba a la isla caribeña millones de dólares en petróleo, alimentos y otros suministros vitales, desencadenó una grave crisis económica en la isla, reforzada por el endurecimiento del embargo impuesto por Estados Unidos.

Pero en ese momento, la ceguera aparecía desconectada de la crisis interna de escasez, y su rápida propagación sugería de hecho la presencia de un virus.

Preocupados por una posible epidemia viral tan cerca de sus costas, los funcionarios estadounidenses acordaron rápidamente autorizar a Sadun a ir a Cuba, a pesar de la prohibición a los ciudadanos estadounidenses de viajar al país y la abierta hostilidad entre las dos naciones.

Y así, a mediados de mayo de 1993, el médico y otros 11 expertos en salud volaron a La Habana.

Encuentro con Fidel

Su primer encuentro en la capital cubana tuvo lugar la misma noche que desembarcaron, con la sala llena de científicos y la asistencia de Fidel Castro.

«Castro interrumpía regularmente. Algunas interrupciones parecían poco importantes. Alguien decía ‘80%’ y él interrumpía y decía: ‘No exageremos, fue 78%’.

«Interpreté esto como una demostración para todos de que él tenía el control, que sabía lo que estaba pasando y que no era solo supervisión general», opinó.

¿Y el líder cubano se sintió cómodo con la presencia de un estadounidense en la isla?

«Cuando llegué, y me presentó a algunas personas, me presentó como Alfredo Sadun de la OMS. Al día siguiente, me presentó como un médico y científico italiano».

«Hizo todo lo posible para evitar llamarme estadounidense», recordó.

Otra posibilidad

Cuba ya era conocida por sus logros y experiencia en salud, pero la mayoría de las autoridades locales todavía estaban convencidas de que la epidemia era causada por un virus.

Él y su equipo comenzaron analizando muestras de líquido cefalorraquídeo tomadas de pacientes que habían perdido la visión, y no encontraron rastros de glóbulos blancos o proteínas que indicarían una infección viral.

Además, encontraron que no hubo brotes en orfanatos, asilos o cuarteles militares; según él, las infecciones virales tienden a propagarse rápidamente en estas instituciones debido a la falta de distancia entre los ocupantes.

Hipótesis nutricional

Para probar su teoría de que los problemas de visión tenían otra causa más que viral, Sadun necesitaba encontrar características comunes entre los pacientes afectados. Luego seleccionó un grupo de aproximadamente 20 para analizar.

«Necesitábamos encontrar conexiones familiares, padre e hijo, madre e hija, marido y mujer, porque entonces se podía buscar qué tenían en común los afectados. Por ejemplo, de repente usan el mismo aceite de cocina», explicó.

Y lo que encontró fue que todos habían perdido una gran cantidad de peso.

«En nuestro grupo, la pérdida de peso osciló entre 9 kg y 13 kg. Así que eso me dio una idea de la base nutricional del problema», señaló.

El descubrimiento de que la dieta probablemente estaba detrás de los problemas de visión fue un gran paso. Pero no lo explicó todo.

¿Por qué, por ejemplo, algunos miembros de la misma familia que no vivían ni comían juntos también experimentaron pérdida de la vista?

La respuesta se encontró casi por accidente.

La explicación

Una paciente, cuyo hermano también había sufrido pérdida de visión pero no vivía ni compartía las comidas con ella, proporcionó la pieza que faltaba para armar el rompecabezas.

Cuando fue entrevistada por el asistente de Sadun, ella dijo que los dos se reunían para pasear por el bosque.

«Y en esos paseos, se encontraban con alguien que les vendía ron casero»… y esa fue la clave.

El ron artesanal contiene trazas de metanol, una toxina con la que un organismo sano es capaz de lidiar. Pero en alguien que tiene deficiencia de ácido fólico debido a una mala alimentación, el metanol de la bebida casera se metaboliza a ácido fórmico (formato), que, a su vez, puede causar un daño irreparable al nervio óptico.

No era un virús

«En ese momento, todos quedamos suficientemente convencidos de que no solo no se trataba de un virus, sino que esta doble combinación de deficiencia nutricional, en particular ácido fólico, e intoxicación por ácido fórmico, un subproducto del metanol, que ocurre de manera crónica con bastante lentitud, era razón suficiente (para causar pérdida de visión)», explicó el experto.

Esa misma semana, Sadun anunció sus hallazgos a los funcionarios de salud cubanos. Recuerda que, a pesar de la fría acogida de algunos, Fidel Castro escuchó con atención y preguntó qué se podía hacer.

El médico estadounidense recomendó la distribución inmediata y masiva de suplementos de ácido fólico y vitamina B.

Mejoras y medallas

En un artículo científico publicado posteriormente en el American Journal of Ophthalmology, los científicos Robert M Feibel y Jennifer Arch describieron el episodio y dijeron que causó «pérdida de visión, neuralgias periféricas y otros síntomas neurológicos en más de 50.000 personas, o el 0,5% de la población total» de la isla, señalando que se registraron entre 3.000 y 4.000 casos de neuropatía óptica por semana en Cuba durante la epidemia.

La agencia Reuters informó del caso en 1993,  que (el episodio) fue el primer indicio de que la salud de la población cubana estaba siendo afectada por la crisis económica, provocada por el colapso del antiguo comercio cubano y los lazos con Europa del Este y la ex Unión Soviética «.

En ese momento, el Ministerio de Salud respondió, según Reuters, diciendo que «nuestro país tiene un sistema de salud fuerte que está preparado para enfrentar la situación» y señaló como una medida de emergencia la distribución de suplementos de vitamina B a la población.

En septiembre de 1993, se había controlado la denominada epidemia cubana de neuropatía óptica. Muchos pacientes mejoraron después de algunas semanas de tratamiento, pero algunos no se recuperaron.

El trabajo de investigación de Sadun le valió en 2002 una Medalla de Honor de la Academia Nacional de Ciencias de Cuba.

Pero subraya que hay que darle crédito a los cubanos, que supieron identificar, sobre todo, que la parte lesionada del globo ocular era el nervio óptico.


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