Leo Messi regresa a Maracaná siete años después de la derrota contra Alemania. Cuatro finales. Cuatro derrotas. Ni siquiera un gol marcado
La maldición de Lionel Messi con la camiseta albiceleste es un peso que el crack argentino carga sobre sus hombros desde hace años y a cada decepción son más kilos, más angustia, más presión. La Brasil de Neymar es el último obstáculo para que, de una vez por todas, se haga justicia.
Por consiguiente, Messi tendrá que mirar a los ojos a sus fantasmas y superar sus mayores traumas para intentar finalmente romper una racha de tres finales de Copa América y una de Mundial perdidas para conquistar su primer trofeo en un torneo oficial con Argentina.
Messi fue tajante y dijo cuando arrancó el torneo: “Es el momento de dar el golpe”. Un mensaje que el grupo, capitaneado por el ‘10’, el jugador con más partidos, más asistencias y más goles de la historia de la albiceleste, estaba convencido de ello.
Todo para que llegara este momento. La esperada final, en la catedral del fútbol verde amárela, contra su mayor enemigo. El Superclásico, la rivalidad histórica más importante y visceral del fútbol de selecciones en todo el planeta. El escenario perfecto para que Messi haga historia.