El laboratorio beneficiará a 35 000 agricultores del Vraem. Midagri invirtió 3.5 millones de soles
El Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) estableció el primer Centro de Investigación de Suelos, Aguas y Foliares en la región del Vraem con el propósito de que más de 35 000 pequeños y medianos agricultores de Cusco y Ayacucho optimicen el manejo de la calidad del suelo con objetivos agrícolas.
El Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), entidad del Midagri, respaldó una inversión de 3.5 millones de soles en la adquisición de avanzados equipos para el análisis físico-químico del suelo, evaluación de nivel de acidez, detección de metales pesados, medición de conductividad eléctrica, y estimación de materia orgánica en suelos, entre otros.
Esto posibilitará al INIA-Midagri determinar con mayor exactitud la situación de la calidad del suelo agrícola y, con ello, difundir tecnologías y paquetes de gestión agronómica para que los pequeños y medianos agricultores del Vraem puedan potenciar la productividad del suelo agrícola, reducir los niveles de degradación y mejorar la calidad de sus cosechas.
Este complejo agrícola ha obtenido la certificación de calidad del Instituto Nacional de Calidad (Inacal). Esto asegura que los resultados de los análisis poseen un reconocimiento a nivel internacional, al mismo tiempo que impulsa el desarrollo de proyectos de investigación agropecuaria.
Este centro de investigación de suelos ampliará los estudios para el cuidado de suelos centrados en los cultivos de café, cacao, piña, especies forestales, cítricos, yuca, entre otros de relevancia para la zona.
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Centro de Investigación de Suelos en Cusco
El laboratorio, situado en el distrito de Kimbiri en Cusco, es parte de la red de 13 Laboratorios de Suelos, Aguas y Foliares que el INIA-Midagri ha establecido en las regiones de Cajamarca, Junín, Ayacucho, Puno, Cusco, San Martín, Ucayali, Lima, Lambayeque, Arequipa y Moquegua, con el propósito de fomentar una gestión sostenible de los suelos.
Los resultados de los análisis posibilitarán la implementación de planes de fertilización y abonado, optimizando así la utilización de fertilizantes y nutrientes, lo que conducirá a un incremento de la rentabilidad económica del productor en más del 30 % al reducir los costos de producción y mejorar tanto el rendimiento como la calidad de sus cosechas.
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