Por: Pablo Carranza
¿Qué sensaciones le deja el nombramiento del abogado Gustavo Adrianzén como Primer Ministro?
Bueno, Gustavo Adrianzen es un abogado reconocido, es una persona que se ha desempeñado como ministro de Justicia, ha sido últimamente representante del Perú en la OEA, y ha tenido en la última etapa una defensa importante de los intereses del Estado peruano contra los caviares que han instrumentalizado los organismos internacionales de derechos humanos para denostar contra Perú y proteger a los violentistas y filoterroristas que existen en el país. Entonces, eso es un buen antecedente de parte del señor Gustavo Adrianzen, el cual, para sorpresa de nosotros, independientemente de sus méritos, ha asumido el cargo sin hacer en absoluto un cambio alguno del equipo ministerial de la época de Alberto Otárola.
¿Qué le sugiere que hasta el momento no haya hecho ningún cambio en el gabinete ministerial?
Yo espero que eso haya sido dictado únicamente por los tiempos y para no generar vacíos, porque eso de confirmarse y no hacer ningún tipo de cambio tiraría por la borda cualquier intención pero símil de querer relanzar la política del gobierno y reformar y corregir cosas, porque con ese equipo que heredó de Otárola, evidentemente, el fracaso está más que anunciado. Entonces, yo creo que, o el señor Adrianzen en los próximos días propone una batería de nuevos ministros en las áreas más sensibles, especialmente en los temas de seguridad, los servicios como salud, como educación, agricultura, donde hay una crisis muy profunda, o de lo contrario, estamos hablando más de lo mismo, porque un cambio solamente del presidente del Consejo de Ministros sin que se altere el equipo ministerial no implica en absoluto ningún tipo de nueva política de alternativa a lo que ha venido sucediendo. Y si así fuera, yo no sé, y esto es lo que quiero concluir, qué sentido tendría que aquí a 30 días, parece que el 6 de abril, vaya al Congreso a explicar la nueva política del gobierno si los ministros son los mismos. Lo cual, la mayoría, si no todos han fracasado rotundamente al frente de sus respectivas carteras. Vamos a ver qué pasa en los próximos días.
Con respecto al Congreso de la República, ¿Por qué cree que no se inhabilitó a Antonio de la Haza de la Junta Nacional de Justicia?
Bueno, pues nosotros esperábamos que el Congreso haga su función. O sea, yo he dicho que independientemente de que a uno le pueda parecer o no los motivos de fondo, el Congreso está actuando dentro de sus competencias en primer lugar a seguir un procedimiento de hace más de 10 meses, que esto es una cuestión que viene del mes de mayo del año pasado. Se han seguido todas las etapas, los emplazados han tenido el derecho a ejercer su defensa, han acudido con sus abogados en las tres instancias en que esto se ha ventilado, en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, en la Comisión Permanente, que es el órgano que acusa, y finalmente la semana pasada en el propio Congreso, que es el que va a decidió sobre la acusación. Desde mi punto de vista, yo creo que debieron irse todos, porque además de que han cometido en conjunto una serie de estropicios contra la justicia en el Perú, creo que la salida de todos ellos facilitaría el inicio de una gran discusión y un gran planteamiento para una reforma integral del sistema de justicia, el cual ha sido vulnerado, degenerado e infectado por el caviaraje en los últimos años, los cuales han capturado las principales instancias de poder en el Ministerio Público, pero también en el Poder Judicial y en la Policía, que acompaña los actos de investigación. Y entonces estos organismos, en lugar de estar al servicio de la justicia, se han prestado para servir a los intereses políticos del poder de turno. Una especie de sicarios del régimen de Martín Vizcarra.
¿Qué opina del hermano de la presidente Dina Boluarte, que tiene más influencia de la que debería?
No, no, que en realidad le está haciendo un daño terrible a la señora Boluarte. Primero, con la ilusión de que ella puede liderar un movimiento político de envergadura en este país, cuando son circunstancias totalmente accidentales las que le han permitido acceder al gobierno. Ese truco de querer armar un partido político de Dina Boluarte es una patraña que además, esconde, y esto es lo más grave, políticas de corrupción porque armar un partido desde el poder del Estado, ¿qué cosa implica? Implica recurrir a un conjunto de empresarios que van a financiar, ¿a cambio de qué? A cambio de gollerías y licitaciones como ya viene ocurriendo, y eso es corrupción. Y por otro lado implica utilizar los recursos públicos, como ya se han denunciado, y a los funcionarios del Estado, como por ejemplo los prefectos y gobernadores, para armar los comités del partido. Creo que esto del partido político, que, primero, es una insensatez, porque la señora Boluarte, el único futuro que va a tener es la cárcel o salvarse de ella, si es que efectivamente al terminar su mandato, querer armar un partido político y ser una fuerza gravitante, es una petulancia que no resiste el menor análisis, y más bien creo que sí es un vehículo para esconder y justificar toda la corrupción que se viene haciendo y que se le atribuye a este personaje, que realmente está cumpliendo un rol nefasto.
