Equipo multidisciplinario del Hospital de Lima Este – Vitarte devuelve la alegría a Jefry (9 años), cuyo sueño ahora es ser médico.
Jefry, de 9 años, había viajado a Andahuaylas para pasar sus vacaciones junto a su papá Abel Huamán. Era agosto de 2023 cuando corría sobre su bicicleta por una chacra y, de pronto, rodó por el suelo tras encontrarse con un desnivel. Con todo el peso de su cuerpo cayó sobre el manubrio del vehículo y ahí empezó su calvario. El impacto lo recibió directamente en el estómago y su padre lo llevó al puesto de salud más cercano, donde le recetaron pastillas para los vómitos. El dolor persistía y el progenitor lo trasladó al Hospital de Andahuaylas. Lamentablemente no contaba con especialistas que pudieran atender su enfermedad, enrumbando hacia Abancay. Su mamá Zenaida López Chávez, instalada en Lima, entró en desesperación; y en ese nosocomio lo operaron con el diagnóstico de ruptura del intestino delgado. Tras un mes de permanencia hospitalaria (marzo, 2023) le dan de alta y regresa a Lima, a sus clases escolares. Parecía que el problema había terminado, pero no era así.
En setiembre de 2023 volvieron los dolores abdominales de Jefry, con vómitos y mal estado. Hasta que el 21 de abril de este año, ante la persistencia de los síntomas, su mamá decide traerlo al Hospital de Lima Este – Vitarte. “Este paciente viene con un tiempo de enfermedad bastante prolongado. El diagnóstico de ingreso fue obstrucción intestinal por bridas y adherencias postoperatorias. Ingresa a sala de operaciones al día siguiente de su llegada y nos encontramos con un abdomen con los intestinos totalmente necrosados” (intestinos a los cuales no llega irrigación normal)”, detalla el doctor Max Bendezú Jaime, médico cirujano pediatra del HLEV.
“Con los intestinos necrosados, las adherencias y bridas habían ocasionado un ahorcamiento de la vascularidad de las arterias y un compromiso general de todo el intestino. El pronóstico, en ese momento, era reservado porque ninguna persona puede vivir sin intestinos. El trasplante visceral o multivisceral no se realiza en el Perú, así que los pacientes de este tipo tienen que ser referidos al extranjero”, añade.
Se decide tratarlo aquí, entra entonces a la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) Pediátrica, para combatir la infección y, luego, se opta por una alternativa médica, como es la nutrición parenteral. A este niño, por la edad, antecedentes y buen peso, se le brindó otras opciones, como maniobras para poder revascularizar sus intestinos.
“Se hizo una embolectomía a nivel de la arteria mesentérica superior que permitió la revascularización de unos segmentos intestinales y se logró salvar en total un metro de intestino. Lo segundo que se hizo, desde el punto de vista quirúrgico, fueron maniobras quirúrgicas para aprovechar esa cantidad de intestino, elongarlo y rehabilitarlo. Y posteriormente, visto que el niño se recuperó con apoyo de la UCI Pediátrica, de nutrición parenteral, apoyo psicológico, de rehabilitación, ya realizamos la unión y restitución de todo el tránsito intestinal. Esta última cirugía se realizó el 27 de mayo, siendo en total operado cuatro veces, durante este procedimiento quirúrgico progresivo el niño ha evolucionado favorablemente y ahora está comiendo por vía oral y listo para su alta”, relata el doctor Max Bendezú Jaime, al tiempo de admitir que estamos ante un milagro médico.
En resumen, el tratamiento a Jefry tuvo cuatro facetas: 1) Una cirugía inicial con laparotomía exploratoria con los hallazgos mencionados. 2) Resección del intestino necrosado y las embolectomías pertinentes. 3) Cirugía de elongación y ostomías para poder nutrir al paciente, un procedimiento bastante complejo. 4) Restablecer el tránsito intestinal.
Según el especialista, el soporte de la UCI Pediátrica, el soporte nutricional y de varios especialistas como gastroenterólogos, pediatras, anestesiólogos cirujanos, intensivistas, rehabilitadores, psicólogos, contribuyeron a este logro. Cuenta, además, que se realizaron juntas médicas, un plan de trabajo y análisis del caso para finalmente poder ver los resultados. El niño ha estado bien cuidado.
Encontramos a Jefry saltando al costado de su cama de Hospitalización, listo para salir de alta. Su mamá lo mira con una sonrisa eterna. “Estoy de acuerdo: es un milagro que le ha devuelto la vida a mi hijo y estaré siempre en deuda con el Hospital de Lima Este – Vitarte. Es mi único hijo, es mi vida”, expresa Zenaida López Chávez.
“Sí, me gustaría ser médico, como el doctor Max, para curar a los niños. ¿Qué me encanta hacer? Dibujar, jugar fútbol, a las escondidas y armar cubos”, acota un feliz Jefry que no ve las horas de encontrarse con sus amigos del colegio Yachay Wasi de Cajamarquilla, Huachipa.
Y se va de alta, agarrado de la mano de mamá y el aplauso de sus médicos y enfermeras que lo cuidaron durante dos meses y medio. El doctor Olguín Grández Culqui, jefe de la UCI, sonríe desde una esquina con la satisfacción del deber cumplido. Lo mismo hacen la doctora Carla Cornejo, médico intensivista del Área de Soporte Metabólico Nutricional (ASMEN), y Luz Méndez, licenciada de enfermería del grupo de ASMEN.