Dictador centroamericano afirmó que el Congreso derrocó ilegalmente al golpista expresidente por sus orígenes campesinos.
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Durante un acto oficial en Managua, en el que hizo entrega de 150 autobuses donados por Rusia para los empresarios del transporte colectivo, el dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, exigió la liberación del golpista Pedro Castillo y su restitución como presidente del Perú.
«¡Libertad para Pedro Castillo!, ¡Presidencia para Pedro Castillo!, ¡Qué viva la unidad del pueblo peruano!», exclamó en dicho evento el líder autoritario sandinista.
Pero sus arengas a favor del expresidente no quedaron ahí. Ortega también afirmó que “en el Perú han sembrado el terror, la muerte, simplemente porque el pueblo decidió elegir a un presidente de origen campesino, un maestro de origen campesino, que anda, no gorra, un sombrerito, un hombre humilde, lo eligieron entonces, empezaron en el Congreso a buscar como derrocarlos».
De acuerdo con la narrativa de Daniel Ortega, Castillo estaba «tratando ahí de buscar acuerdos, incluso despidiendo a compañeros del movimiento, del partido que lo había llevado a él a la presidencia, porque el Congreso estaba mandando a despedirlo».
«Simplemente ahí es el odio de clases, el odio de clases, no pueden ver a un campesino, a un trabajador, a un maestro humilde ocupando la presidencia, para ellos eso es inaceptable, y le empezaron a hacer la guerra, la guerra y la guerra, hasta que le dieron golpe de estado», sentenció el dictador nicaragüense.
Asimismo, Ortega saludó a las protestas que remecen al Perú y lamentó a los fallecidos durante las mismas.
“¿Y qué dicen los yanquis? ¿qué dicen los europeos?, como que no pasa nada, ahí no hay condena a los crímenes que están contra ese pueblo, no hay condena, no hay derechos humanos que hablen en favor de ese pueblo que está siendo asesinado”, dijo.
Como se recuerda, Pedro Castillo fue vacado por el Congreso de la República el pasado 7 de diciembre del 2022 luego de que él intentase perpetrar un golpe de Estado al verse acorralado por las contundentes evidencias de corrupción en su contra.
El entonces jefe de Estado quiso cerrar el Parlamento, instaurar un gobierno de excepción, reorganizar el Ministerio Público y el Poder Judicial, y convocar a una asamblea constituyente para la redacción de una nueva Constitución.
El mismo día del golpe fallido, Castillo fue intervenido por la policía y fue llevado a la prefectura de Lima. Poco tiempo después, el golpista fue recluido en el Penal Barbadillo luego de que el PJ aceptase el pedido de la fiscalía de prisión preventiva en su contra por un período de 18 meses.
Daniel Ortega es uno de los «líderes» latinamericanos que han tenido declaraciones injerencistas sobre lo que sucede en el Perú y desconocen el gobierno constitucional de Dina Boluarte. Entre ellos están Xiomara Castro (Honduras), López Obrador (México), Arce Catacora (Bolivia) y Petro Urrego (Colombia).
