La visita de Richard Grenell, es que Venezuela reciba los vuelos de deportados indocumentados y que libere a ciudadanos estadounidenses detenidos en dicho país.
El funcionario estadounidense fue recibido en el Palacio de Miraflores por Maduro, cuyo tercer mandato no es reconocido por EE.UU., que
considera al opositor Edmundo González Urrutia como el «presidente electo» del país suramericano.
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De acuerdo con la estatal Venezolana de Televisión (VTV), que transmitió imágenes del encuentro, se trata de un «momento histórico» para «la diplomacia bolivariana», en la que el presidente del país caribeño propondrá una «agenda cero con el propósito de afinar detalles» y «realizar lo que haya que realizar» respecto a las relaciones, pero en «consenso y no impuesto».
Además, según VTV, se busca «retomar nuevamente el diálogo» entre Caracas y Washington y establecer una «hoja de ruta» con miras a una relación «abierta».
En el salón donde se celebró el encuentro, con las banderas de Venezuela y EE.UU., también se encontraba el presidente del Parlamento y jefe negociador de Maduro, Jorge Rodríguez, quien representó al chavista en reuniones con funcionarios del anterior mandatario estadounidense, Joe Biden.
En una llamada con la prensa, el encargado de Latinoamérica en el Departamento de Estado, Mauricio Claver-Carone, subrayó que la misión de Grenell en Venezuela es «muy específica», tras la que «Estados Unidos y el presidente Trump esperan que Nicolás Maduro reciba de vuelta a todos los criminales y miembros de pandillas venezolanas» y que lo haga «sin condiciones».
Washington ha afrontado dificultades para deportar venezolanos durante años debido al deterioro de las relaciones bilaterales y, especialmente, tras la ruptura diplomática de 2019 durante el primer mandato de Trump (2017-2021), cuando EE.UU. reconoció al opositor Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.