Menor con atresia esofágica ha dejado de depender de una sonda para alimentarse y ahora podrá ingerir alimentos sólidos por primera vez en su vida.
Mikeylla, una niña de nueve años, ha recibido una nueva oportunidad de llevar una vida normal luego de una exitosa intervención quirúrgica en el Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins, parte de EsSalud. La pequeña, que desde su nacimiento padecía de una malformación congénita conocida como atresia esofágica tipo III, dependía de una sonda de gastrostomía para alimentarse. Esta condición impedía el desarrollo normal de su esófago, lo que la forzaba a recibir alimentos directamente en su estómago, limitando su crecimiento y desarrollo.
El equipo médico empleó una técnica llamada ascenso gástrico, un procedimiento en el que el estómago se eleva hasta el tórax para crear un conducto que permite la ingesta de alimentos a través de la boca. Gracias a esta cirugía, Mikeylla podrá dejar atrás las limitaciones que la condicionaban a una alimentación por sonda y comenzar a disfrutar de una vida con mayor normalidad.
La Dra. María Elena Aguilar Del Águila, presidenta ejecutiva de EsSalud, resaltó la importancia de este avance médico y subrayó la capacidad técnica del hospital para realizar este tipo de operaciones complejas. La intervención, llevada a cabo por un equipo de cirujanos especializados, fue calificada como un éxito rotundo, devolviendo a la menor la posibilidad de alimentarse como cualquier otro niño de su edad. La colaboración del Dr. Francisco Berrospi, director del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), también fue clave en este logro.
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La familia de Mikeylla expresó su gratitud por el resultado de la intervención, la cual permitirá que su hija pueda desarrollarse plenamente. “Hoy damos de alta a una niña con un futuro brillante, quien sueña con ser doctora algún día para ayudar a otros niños en situaciones similares”, señaló la Dra. Aguilar Del Águila.
EsSalud informó que la atresia esofágica afecta aproximadamente a uno de cada 3.500 recién nacidos vivos. Sin la cirugía, la vida de estos niños queda limitada, pero con el tratamiento adecuado, como en el caso de Mikeylla, pueden recuperar su capacidad para alimentarse y desarrollarse normalmente.