La reactivación parcial del sistema eléctrico en algunos puntos no duró mucho, y las autoridades confirmaron que un nuevo colapso dejó a todo el país sin energía.
La mañana del sábado, Cuba volvió a quedar totalmente a oscuras tras fallar el intento de reactivar el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), que había comenzado a recuperarse el día anterior. A las 6:15 a.m., el SEN sufrió una nueva desconexión total, dejando nuevamente sin electricidad a toda la isla, según informó la Unión Eléctrica estatal (UNE).
El corte de energía se originó tras una avería en la central termoeléctrica Antonio Guiteras, ubicada en Matanzas, una de las principales generadoras del país. Esta instalación lleva años de explotación y presenta constantes fallos, lo que agrava la ya delicada situación del sistema energético cubano. Las autoridades habían logrado restablecer parcialmente el servicio en algunos hospitales y circuitos aislados de La Habana, pero el colapso del sistema interrumpió esos avances.
El régimen cubano, encabezado por Miguel Díaz-Canel, enfrenta una creciente «emergencia energética», como la definió el propio mandatario. En los últimos días, los cortes de electricidad habían afectado hasta el 50% del país, una situación que motivó la suspensión de actividades no esenciales, incluidas las labores estatales y las clases en las escuelas. La falta de electricidad, sumada a la escasez de combustible y el deterioro de la infraestructura, refleja la profunda crisis económica que vive el país.
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Díaz-Canel aseguró que no habrá descanso hasta restablecer el suministro de energía en todo el territorio. Sin embargo, la situación sigue siendo crítica y afecta no solo la vida diaria de los cubanos, sino también la economía, que se contrajo un 1,9% en 2023, según cifras oficiales. Los apagones constantes, que ya son habituales desde hace años, están generando un profundo descontento social, lo que ha desencadenado protestas en varias regiones del país.
La población cubana muestra signos de desesperación ante la situación. Tania Ramírez, una habanera de 39 años, expresó a la prensa su frustración: «No es solo la falta de luz, también falta el gas, el agua. Uno ya no sabe hasta dónde se puede aguantar». Esta desesperanza, compartida por muchos, evidencia el desgaste que la crisis energética ha causado en la sociedad cubana.
Mientras las autoridades tratan de solucionar el problema, la isla sigue sumida en la oscuridad, con las únicas luces visibles provenientes de generadores privados en hoteles y hospitales.