Finalmente, el Ejecutivo optó por el nombramiento del prestigioso politólogo e internacionalista Javier González Olaechea como ministro de Relaciones Exteriores.
Se comenta que en la recta final se encontraban él y el también destacado secretario general de la Cancillería, Elmer Schialer. Incluso un ministro de Estado señaló ese 7 de noviembre, dos horas antes, que iría a Palacio a la juramentación de Schialer.
¿Qué pasó en el camino?
¿La excanciller Ana Cecilia Gervasi recomendó a la presidenta Dina Boluarte que la sucediera el secretario general? Es razonable que Palacio le pidiera un reemplazante, porque la relación entre ellas era muy buena.
La salida de Gervasi se dio por un costo político. Su ciclo se había cumplido cuando el Perú recupera la presidencia de la Alianza del Pacífico, se restablecen relaciones plenas con Marruecos -un amigo muy maltratado desde la administración del golpista Castillo- y se facilitan las relaciones con Israel (todo lo último corregido por el premier ministro y la Presidencia) y ante las críticas de que el Perú no tenía representante permanente en las Naciones Unidas, ella iría a ese cargo.
¿Qué pasó en el interín? Posiblemente, la presidente le pidió que se quede. Y estando de viaje en Asia, y probablemente con su conocimiento, se nombra al destacado constitucionalista Víctor García Toma, en NN.UU. Hasta que sucedió el tema de la frustrada reunión con el presidente Biden, que ni siquiera la Comisión de RR. EE. del Congreso quiso recibirla.
Gervasi se fue con pena y sin gloria para algunos y extrañada por otros. No entraremos al detalle.
Volviendo a la designación del nuevo canciller, se sabe ya que el premier lo había convocado el 6 de noviembre y que definitivamente se inclinó la balanza para el nombramiento de Javier González Olaechea, a la par que se “unifica” las relaciones internacionales.
El embajador Elmer Schialer es un personaje carismático, querido y muy profesional en la Cancillería, por lo que se espera que el nuevo ministro lo promueva a vicecanciller, ante la inminente salida del embajador Ignacio Higueras a Viena.
Si bien es seguro que el personal de la Cancillería hubiera preferido -como siempre- uno de los suyos, una oxigenación del Ministerio era necesaria.
González Olaechea tiene un currículum envidiable y es experto en muchos temas ligados a lo internacional. Tendrá muchas “papas calientes” que abordar directa y exclusivamente. Esperamos también sus nuevos lineamientos que brindará en los últimos días.
De otro lado, empezaron las piedras en el camino, por lo que nos solidarizamos con él ante las injustas y detestables críticas a su familia.