Por Francisco Chirinos Soto
A diferencia de los pesimistas, quienes creen que las malas noticias vienen una tras otra, estoy entre los que confían que son las buenas noticias las que pueden producirse consecutivamente. Y así me está ocurriendo estos días, en que dos distinguidos amigos y colegas han sido objeto de sendos homenajes, en ambos casos por sus virtudes como ciudadanos, juristas y maestros.
Ya la semana pasada me tocó celebrar la distinción que había recibido el doctor Luis Bedoya Reyes de parte del Congreso de la República. Lucho tuvo, en un gesto muy propio de él, la gentileza de agradecerme epistolarmente y de dedicarme, en generosas frases, la obra en que describe su centenaria y fecunda existencia.
Ahora me ha tocado referirme a Javier Valle Riestra González Olaechea, también mi compañero en la Asamblea Constituyente presidida por Víctor Raúl Haya de la Torre. Aprista desde sus mocedades, fue predilecto discípulo del fundador del partido, pero no siempre exhibió la robusta disciplina aprista ya que en algún momento se ubicó en los sectores del Apra rebelde. Empero reconstituidos los lazos de amistad y disciplina, estuvo entre los 37 apristas que llegamos en mayoría para la redacción de la Constitución de 1979 y allí mostró una vez más sus calidades, actuando como personaje distinguido en la Comisión Principal, que fuera manejada con tanta eficiencia por Luis Alberto Sánchez, al producirse la declinación de la salud de Víctor Raúl.
Javier acaba de ser objeto de una condecoración por parte del Colegio de Abogados de Lima, prebenda para la que acusa holgados méritos. En efecto, es fundamentalmente un abogado, asiduo estudioso del Derecho, quien dicta cátedra sobresaliente no sólo en el aula universitaria, sino también en los tribunales de justicia. En el primer caso, es un profesor de la ciencia jurídica al que los alumnos respetan y admiran, y en el segundo caso es un fogoso orador ciceroniano que sabe conducirse con brillantez en la más difícil de todas las oratorias jurídicas, cual es la oratoria forense. Digo esto porque los abogados cuando hablamos ante la magistratura generalmente nos encontramos con personas que saben tanto o más que uno. En cambio, si estamos en la cátedra, podemos tener la tranquilidad de estar disertando ante estudiantes.
Los Valle Riestra son gente de batalla, como que ha habido varios de ellos aguerridos jefes militares. Fue un general Valle Riestra quien padeció el fusilamiento, dentro de nuestras convulsionadas y azarosas luchas en los primeros años de la República, por orden del General Felipe Santiago Salaverry, quien corrió idéntica suerte por disposición del creador de la Confederación Perú Boliviana, Mariscal Andrés de Santa Cruz.
Vaya mi saludo y felicitación a Javier Valle Riestra, mi compañero, mi contemporáneo, mi colega y amigo. Espero que tengamos algunos años para seguir sirviendo al Perú en el campo que ambos hemos escogido.