ÁNTERO FLORES-ARÁOZ
Hace unos días el almirante Fernando Palomino nos recordaba el certero juicio de Federico de Prusia, quien dijo que “Diplomacia sin armas es como música sin instrumentos”. Ello es fácil de explicar pues para la acción diplomática que pretenda evitar conflictos bélicos o en todo caso terminar con ellos logrando la paz, no habrá campo fértil sin la premisa que es la tenencia de las armas y el entrenamiento de quienes podrían emplearlas.
George Washington dijo que “Estar preparados para la guerra, es uno de los medios más eficaces para conservar la paz”, a lo que se podría agregar que difícilmente terceros se meterán bélicamente con algún país preparado para enfrentarlos, puesto que el solo hecho de estar armados constituye un importante elemento disuasivo.
No se trata de ser belicistas ni nada que se les parezca, simplemente es el reconocimiento de la realidad, monda y lironda, aunque penosamente ello favorezca a los fabricantes de armas, que son los únicos que se benefician con las confrontaciones guerreras.
La Constitución (art. 165) precisa que las Fuerzas Armadas (Ejército, Marina y Aviación) “Tienen como finalidad primordial garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República”, por lo que siendo fuerzas “armadas”, obviamente no pueden estar desarmadas, para ejercer de garantes de los elevados bienes jurídicos antes mencionados. Además, en el frente interno dan apoyo a la Policía Nacional, combaten al terrorismo y aún ejercen acción sustantiva en el VRAEM donde quedan todavía focos subversivos aliados con el narcotráfico.
Nuestro país, como muchos otros de la subregión a la que pertenecemos, no son fabricantes de armas, motivo por lo cual tienen que adquirirlas de los países que las construyen, habilitan con proyectiles y les dan soporte técnico para su mantenimiento.
Hace más de cincuenta años, nada menos que medio siglo, el gobierno de aquel entonces, presidido por el General Juan Velasco Alvarado, que no llegó al elevado cargo mediante elecciones, sino por la toma abusiva del poder, seguramente influenciado por sus trasnochadas ideas socializantes y por su cercanía ideológica con los países de la órbita soviética, cambió la matriz del origen de nuestro armamento, migrando de occidente hacia la URSS, hoy Federación Rusa con sus aliados.
La migración aludida lo fue principalmente en el Ejército y en la Fuerza Aérea, más no en la marina cuya dependencia logística se mantuvo en el occidente, tanto es así que la fuerza submarina es de origen alemán y la de superficie de varios países como Estados Unidos, Italia y Francia, entre otros.
Hoy con la invasión de Ucrania por Rusia, como también por las sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados a la última de las nombradas, tendremos serios problemas para apertrecharnos y para el mantenimiento del material defensivo. Lo más grave es en aviones y helicópteros que, si no reciben el mantenimiento adecuado, simplemente no podrán volar y en caso de accidentes los aseguradores se inhibirán de indemnizar.
Lo señalado es gravísimo puesto que aviones y helicópteros también se emplean en el socorro en casos de desastres y en la logística para las localidades afectadas.
En virtud de todo ello, es necesario que el Gobierno Nacional, se agilice y consiga por un lado los sistemas de armas, municiones y proyectiles, como el mantenimiento respectivo, de los países proveedores que deben hacerlo, pero en simultáneo la búsqueda de terminar con la dependencia a los países exsoviéticos cambiando la matriz a los países de occidente.