Distintos hombres con los rostros cubiertos y pies descalzos marcharon bajo el sol. Los penitentes cargaban cruces de madera y se golpeaban con látigos de bambú cerca de la capital Manila.
Un grupo de penitentes católicos en Filipinas celebró el Viernes Santo flagelando con látigos sus espaldas desnudas y ensangrentadas. Este accionar forma parte de los ritos de Semana Santa en este país fervientemente religioso.
Asimismo, numerosos hombres con los rostros cubiertos y los pies descalzos marcharon bajo el sol cerca de la capital Manila golpeándose con látigos de bambú o cargando cruces de madera mientras eran golpeados. Cabe resaltar que, es una tradición mal vista por la Iglesia.
«Es severo, pero si tienes un deseo, soportarás el dolor», aseguró Roy Balatbat, un devoto de 49 años, en el municipio de Hagonoy, en la periferia de Manila.
Este penitente, todavía con heridas abiertas en la piel de otro rito celebrado en la víspera, caminó un kilómetro, golpeándose y parando en ocasiones para rezar en el suelo ardiente.
«Llevo haciendo esto durante 30 años, desde que era joven. Mi devoción es tal que solo pararé cuando no pueda hacerlo más», dijo.
Duros ritos
Por otro lado, la mayoría de fieles de este país mayoritariamente católico pasa el Viernes Santo en la iglesia o en familia. Sin embargo, algunos se someten a duros ritos para expiar sus pecados o pedir intervención divina.
Antes de la flagelación, las espaldas desnudas de los devotos son pinchadas deliberadamente para hacerlas sangrar. Algunos veteranos lucen con orgullo las cicatrices de ediciones anteriores y otros lo hacen por primera vez.
«Inflijo daño a los penitentes. Si no hay mucha sangre, piden otra para que sus pecados sean perdonados», explicó Reynaldo Tolentino, de 51 años. «No sentirán el dolor cuando hacen penitencia siempre que sean sinceros al hacerlo», añadió.
Esta importante fecha en el calendario católico suele celebrarse también con recreaciones de la crucifixión en una ciudad al norte de Manila, pero el evento fue cancelado por tercer año consecutivo debido a la COVID-19.