Eleodoro y Daniel hallaron una fuente de esperanza en el cultivo emblemático peruano
Con emoción, Eleodoro observa la bolsa de café que transformó su vida. Para su asombro, esta bolsa no solo le cambió el rumbo, sino que también lleva impresa su propia imagen. Eleodoro, un auténtico emprendedor y adulto mayor, reside en el distrito de Hermilio Valdizán, provincia de Leoncio Prado, en el departamento de Huánuco.
La historia de Eleodoro comienza hace 75 años, entre los fragantes cafetales. Desde su más tierna infancia, aprendió las complejidades del cultivo del café. Sus padres, a su vez, le legaron un valioso tesoro: los conocimientos y tradiciones que rodean la producción cafetalera. Estos conocimientos se convirtieron en una herencia invaluable, marcando el camino de Eleodoro como agricultor y emprendedor en su comunidad.
No obstante, la expansión del cultivo ilegal de hojas de coca en la zona fue ganando terreno, incrementando los peligros y forzando a Eleodoro y su familia a abandonar su querida Tingo María. Se vieron obligados a trasladarse a Lima, donde permanecieron cerca de 15 años. En la capital, Eleodoro trabajaba como albañil, pero su corazón anhelaba regresar al campo para cultivar la tierra y producir buen café.
Un día, Eleodoro recibió una llamada de su primo Daniel Vásquez, quien lo convenció fácilmente de regresar a Huánuco. Al principio, Eleodoro incursionó en la ganadería y el cultivo de maíz y hortalizas para alimentar a sus hijos. Sin embargo, pronto volvió a sus raíces y se dejó seducir nuevamente por el aroma del café. En ese proceso, retomó su sueño y decidió dedicarse a la producción de café para sobrevivir.
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Por otro lado, Daniel Vásquez Paco, originario de La Libertad, conoció Tingo María a los 30 años y quedó enamorado del clima agradable, la belleza de los paisajes y la amabilidad de la gente. Al descubrir la alta calidad del café producido en el distrito de Hermilio Valdizán, decidió concentrar todos sus esfuerzos en convertirse en un productor local.
A pesar de las adversidades, Eleodoro y Daniel compartían el sueño de tener una marca propia y comercializar su café. Aunque las oportunidades parecían escasas, su pasión y determinación no menguaban. Estos dos emprendedores estaban decididos a superar los desafíos y hacer realidad su anhelo de compartir su café con el mundo.
En el año 2019, la fortuna de Eleodoro tomó un giro positivo gracias a la intervención del programa Saberes Productivos, perteneciente al Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65. En colaboración con otros 20 adultos mayores, la Municipalidad de Hermilio Valdizán y Pensión 65, nació el proyecto «Awilayki Café el Abuelo Valdizano». Este emprendimiento social tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de los usuarios, promover el trato digno, el comercio justo y la revalorización de los adultos mayores en la zona.
En la actualidad, Daniel y Eleodoro son miembros activos del equipo de «Café el Abuelo Valdizano». No solo son promotores de la marca, sino que también participan en ferias y eventos. Para ellos, esta experiencia no solo representa una oportunidad de negocio, sino también la realización de sus sueños. Se sienten orgullosos de contribuir al proyecto y están emocionados por el impacto positivo que están generando en sus vidas y en la comunidad.
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