La primera decisión de Perú en política exterior fue la reanudación de relaciones con una república ficticia llamada Saharaui democrática.
Ello pese a no ser reconocida por ONU ni ningún país europeo o árabe salvo Argelia, que da apoyo a grupo de milicias llamado frente Polisario.
Gracias a ello hoy Perú tiene vínculos con red político-militar que exporta miembros a grupos terroristas como Estado Islámico en el Gran Sahara.
El jefe de este grupo era Adnan Abou Walid al Saharaui, militante del frente Polisario, y terrorista buscado que finalmente fue abatido por Francia.
Este tipo de errores descabellados le costarán a la Cancillería peruana todo su prestigio de larga data.
Situación va más allá de normalizar relaciones con régimen dictatorial de Maduro o nombrar a un investigado por la fiscalía cómo embajador en Venezuela.
El cambio radical de la política exterior va a tener a mediano y largo plazo graves consecuencias para nuestra posición en esfera internacional.
PERÚ AISLADO
De hecho, restablecer las relaciones con una pseudo república va totalmente en contra sentido.
Muchos países de la región cómo Colombia, Chile, República Dominicana y El Salvador expresan internacionalmente su apoyo a la integridad territorial de Marruecos.
La misma posición aplican a iniciativa de autonomía para el Sáhara como solución realista al diferendo que afecta la paz en esta región norafricana.
Otros países, como Brasil y Argentina nunca han reconocido a la autoproclamada Rasd, a pesar del cambio ideológico de sus gobiernos.
Eso porque tienen una posición de Estado sobre la cuestión del Sahara y no cambia cuando varían gobiernos, como fue caso de Perú.
Por ejemplo, Colombia anunció, en gesto de apoyo claro, que extenderá jurisdicción consular de su Embajada en Marruecos sobre todo el territorio marroquí.
Esto incluyendo la región del Sahara, destacando los esfuerzos realizados por este país en buscar una solución política, realista y duradera a este diferendo.
Todo en el marco del proceso político llevado a cabo bajo los auspicios exclusivos de la ONU.
PAÍSES AMIGOS
Asimismo, países amigos del Perú, por ahora, como Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Kuwait, entre muchos otros, ya se pronunciaron.
Ante la Cuarta Comisión de la Asamblea de la ONU, apoyaron la integridad territorial de Marruecos y su soberanía en la región del Sáhara.
El único tema de consenso de los países árabes en política exterior es el apoyo al carácter marroquí del Sáhara y su integridad territorial.
Inclusive países de izquierda cómo Bolivia, Venezuela o Cuba abogaron por una solución pacífica, justa, duradera y mutuamente aceptable al diferendo sobre el Sáhara.
Y el Perú de Castillo decide tomar parte de un conflicto tan lejano geográficamente al reconocer a una milicia como si fuera un Estado.
Atenta así contra la integridad territorial y soberanía de Marruecos, un país con el cual nos unían excelentes relaciones de amistad y de cooperación.
ATENTOS
La Cancillería debe tomar nota de que la comunidad internacional reafirmó su apoyo sostenido y multifacético al carácter marroquí del Sáhara.
También al plan de autonomía en la región del Sáhara como solución duradera y de compromiso para poner fin a la disputa regional.
Es creciente e incondicional el apoyo a la justa causa del pueblo marroquí y a su integridad territorial.
Este escenario deja al Perú en una posición de fuera de juego.
Lo muestra cada vez más aislado, al servicio de los operadores del foro Sao Paolo y de los dirigentes del frente Polisario.
Hoy, las tesis del Polisario se ven superadas por la dinámica irreversible de la soberanía marroquí sobre el terreno.
Igualmente por el cuestionamiento de la legitimidad de este movimiento.
Todo en marco de referencia adoptado por ONU para lograr solución política y definitiva a disputa del Sahara, incluyendo todas las partes, inclusive Argelia.