Por: Antero Flores-Araoz // Acusar

por | Dic 13, 2023 | Opinión

En todos los años, el mes de diciembre se ha caracterizado por los buenos deseos que se formulan las personas para tener buenas festividades navideñas, así como para augurar que el año venidero llegue con prosperidad y felicidad o, por lo menos, sea mejor que el que termina.

Sin embargo, el verbo “felicitar” que es el que debía preceder a nuestros mejores deseos, ha sido superado por el verbo “acusar”. Ni se lo imaginen, el autor de esta columna no está loco, o por lo menos todavía, simplemente es atestiguar que en estos tiempos demenciales en que vivimos, el verbo “acusar” alcanzó decibeles insospechables, repeticiones constantes y es el que lleva la batuta en nuestra vida cotidiana.

No hay día en que no leamos en la prensa escrita o escuchemos en la radial, o lo veamos en televisión y redes sociales, este cargamontón de todos contra todos, en que los ataques y acusaciones provienen desde la vanguardia hasta la retaguardia y desde todos los flancos imaginables. Todos se acusan, pero lo más negativo, también las autoridades entre ellas y las instituciones a las que representan.

El verbo acusar es conjugado en todas sus formas, tiempos y personas. Es frecuente el te acusé, pero con más fuerza llega el te acuso, y si se perdió la oportunidad para ello, siempre queda el te acusaré, pues el tono amenazante siempre genera expectativas y atención.

Cuando no se usa el “acusar”, pues se utiliza denunciar, procesar, suspender, expulsar, despedir y vacar, entre otros de connotación negativa, cuando nuestro país lo que requiere para superar los difíciles tiempos en que nos encontramos, es que las personas se acuerden de verbos como concertar, coordinar, concordar, dialogar y muchos otros que signifiquen el deseo de que a través de la conversación alturada y positiva, las partes en conflicto lleguen a entenderse haciéndose recíprocas concesiones para llegar a un centro por lo menos satisfactorio, así no fuese perfecto ni tampoco ideal.

Lo que no debemos hacer, es seguir con esta narrativa de acusaciones recíprocas, sembrando un clima de inestabilidad que a los únicos que favorece es a los antisistema, pues como dicen “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Cuando hay clima de confrontación, de peleas, de insultos y acusaciones, quienes ganan son los revoltosos que a través del caos logran seguidores para hacer del Perú un país en llamas, por supuesto en expresión coloquial no necesariamente precisa.

Lo relatado en párrafo anterior ya se ha practicado en otras latitudes y el resultado ha sido perverso, han perdido los patriotas y ello, simplemente por no poner orden, por quedarse paralizados, por no hacer nada. Unos serán responsables por acción, pero los ciudadanos de bien no podemos ser avasallados simplemente por omisión, por no hacer nada, por no reaccionar.

Es deber ciudadano participar en los asuntos públicos y exigir a quienes están en conflicto, pongan fin a sus escaramuzas, acusaciones y señalamientos, para entrar en un entendimiento, que sin abdicar del cumplimiento de la ley, nos lleve a recobrar la cordura, la sensatez y la tranquilidad, tan necesarias para ordenar a nuestro país y superar la crisis política, social y económica que nos agobia.


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