Increíble pero cierto, por Resolución Ministerial del Sector Educación, emitida el pasado 27 de noviembre, se ha declarado el 28 de noviembre de cada año escolar como “Día de la Educación Intercultural Bilingüe”, que se incorpora al “Calendario Cívico Escolar”, lo que deberá difundirse por todos los medios al alcance del Ministerio de Educación.
La verdad que mucho bombo y ruido, pues no hay nada que celebrar ya que quienes solo son quechua hablantes, aimara hablantes, y los que solo hablan las lenguas aborígenes de nuestra Amazonía, mientras no tenga vocablos técnico-digitales, estarán relegados respecto de quienes hablan lenguas modernas, como tantas veces lo ha señalado y demostrado quien fuese senador José Linares Gallo.
De poco o nada sirven declaraciones romanticonas y celebraciones, cuando en la realidad no hay nada que celebrar, pues hasta ahora desde el Estado no se hace por lo menos lo indispensable para que exista realmente educación intercultural bilingüe que iguale a los quechua hablantes y aimara hablantes con los que hablan el castellano y, por lo tanto en aptitud de ingresar en la cultura cibernética y del ciberespacio, para no estar relegados respecto al resto de la población.
En lugar hacer celebraciones sin contenido, se debió hacer el contenido para después celebrarlo, pero hasta ahora mucho ruido y pocas nueces y los proyectos normativos para resolver el tema siguen dando vueltas y vueltas en el Sector Educación, con más y más informes, pero sin ninguna decisión.
Parecerían no darse cuenta que incluso dotar de normatividad seria, para lograr la interculturalidad bilingüe, con vocablos digitales, no solo acercará a quienes están hasta hoy día relegados con respecto a los demás, sino que podría en alguna medida reconciliar al gobierno con las poblaciones del Ande, sobre todo de la zona sur y centro de nuestro país, que cotidianamente muestran su enojo con el gobierno que preside la señora Boluarte. Cambiar de nombre por ejemplo al programa “Qali Warma” por “Wasi Mikuna”, por más que se usen vocablos quechuas, no es suficiente para la reconciliación a que aludimos.
En la Resolución Ministerial que comentamos, hay varias páginas de consideraciones para llegar a la disposición de celebración del 28 de noviembre de cada año, aunque ésas consideraciones en lugar de servir paro lo fatuo y lo adjetivo, deberían ser para lo sustantivo y de una vez por todas dictar las disposiciones para el acceso a los vocablos digitales de los que solo son quechua hablantes, aimara hablantes o que únicamente se comunican mediante lenguas nativas selváticas, lo que bien se podría hacer por etapas.
En efecto, nuestra Constitución trata sobre el acceso a la educación y el logro del desarrollo integral de la persona humana, así como del fomento de la educación bilingüe e intercultural que promueva la integración nacional. Por otro lado, el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de la que el Perú es parte, en sus artículos 26 y 28, determina que la educación en todos sus niveles debe ser bajo el criterio de igualdad en toda la población, lo que está por lo demás ratificado en la Ley General de Educación N° 28044 que concuerda con la “Política Sectorial de Educación Intercultural y Educación Intercultural Bilingüe” aprobada por el Decreto Supremo N° 006-2016-MINEDU.
Una pena, se ordena celebrar lo inexistente, cuando debería primero tenerse el contenido para celebrar. No puede ser lo adjetivo más importante que lo principal.