Por mandato de nuestra legislación electoral, la cédula de votación en las “consultas populares” y en las “elecciones”, sean municipales, regionales o generales, se deposita por el elector en el ánfora que proporciona la autoridad electoral, esto es la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE),
Dada la importancia de las consultas populares y procesos electorales, la ONPE “implementa mecanismos de seguridad eficientes” para el material electoral dentro del cual se encuentran las ánforas, cuyo componente ha ido variando en el tiempo ya que originalmente eran metálicas para luego ser de cartón, por el menor costo y por las facilidades para su traslado.
La cédula de votación es importantísima porque contiene la voluntad del ciudadano elector, a través del cual se ratifican normas o se eligen a importantes autoridades que definirán los destinos de cada distrito, región o del país. Se tendrá buenos gobernantes si es que el voto fue consciente, debidamente razonado y con pleno conocimiento de causa, para lo cual lo lógico es que el elector se informe debidamente de la hoja de vida, antecedentes, experiencia, estudios y conducta, entre otros aspectos, de los candidatos. Para informarse no necesita ser un prolijo investigador, pues la hoja de vida de los candidatos es publicada en el portal informático de la autoridad electoral
Si alguien tiene papeles desechables, innecesarios, trasnochados, o inservibles, que no quiere conservar, los echa al primer tacho de basura que encuentre, y si es papel higiénico pues irá al inodoro, pero a nadie se le ocurriría echar dichos papeles a un ánfora electoral, pues ella es importante, pero sin embargo se colocan en el ánfora para el escrutinio, opciones o preferencias inconvenientes, sin haberse tomado el mínimo rigor en la elección y, después vienen los lamentos y sollozos como ha sucedido en innumerables oportunidades, la última en la elección de un impresentable como el hoy procesado Pedro Castillo.
Por ello, pese a estar a más de un año de las próximas elecciones generales, insistiremos erre con erre, en que se vote bien, con conocimiento y responsabilidad. No importa caer pesado y persistir en lo expuesto ya que con los procesos electorales nos jugamos el futuro y los partidos y agrupaciones políticas deberían hacer mucha docencia política sobre el significado de voto.
Bueno también es pertinente decir que, si por elevada edad se está dispensado de emitir el voto, ello no impide hacerlo por responsabilidad cívica. Repetiremos algo que ya se ha dicho en anteriores oportunidades, si los que dejaron de votar por diferentes razones en La Molina, Miraflores, San Isidro y Surco lo hubieren hecho, no hubiéramos tenido la tragedia de ver sentado en el Sillón de Pizarro al incorrecto Castillo y ser objeto de burlas en el mundo, pues como consecuencia de la irresponsabilidad política hemos tenido un promedio de un presidente de la República por año, como promedio.