El Congreso aprobó y el Poder Ejecutivo promulgó la Ley 31900, “Ley que declara de interés nacional la incorporación en el currículo nacional de la Educación Básica de contenidos curriculares de estudios sobre educación financiera y tributaria, contabilidad, economía y derechos del consumidor”.
Agrega que lo señalado tiene por objetivo “… fortalecer el desarrollo de las capacidades y habilidades del estudiante para el ámbito laboral que les permita afrontar los incesantes cambios en la sociedad y adquirir conocimientos, superar la pobreza e impulsar el desarrollo del país”.
Lo señalado suena bien y se oye bonito, si se tratase simplemente de una ley declarativa, que como la gran mayoría de ellas son irrelevantes, además de intrascendentes, anodinas, fútiles y superfluas, esto es que si no existiese tal Ley sería igual a que exista, pues no sirve para nada. Sin embargo, es el caso concreto de la Ley a la que nos referimos su única Disposición Complementaria, de apellido “final”, como si hubiese otras, determina que el Ministerio de Educación “… establecerá los procedimientos para la implementación de los referidos contenidos curriculares en todos los niveles del Currículo Nacional de Educación Básica”.
Pobres funcionarios los del Sector Educación, que sea dicho no son muy competentes, salvo honrosas excepciones. Se romperán la cabeza hasta quedar descerebrados para poder incorporar en la agenda educativa las materias y disciplinas que hemos mencionado, cuando los alumnos ni siquiera tienen comprensión lectora con nota aprobatoria, ni siquiera “raspando”. Es algo así como pretender que estén al nivel de Albert Einstein cuando ni siquiera llegan al de Pedro Castillo.
Lamentablemente la prevalencia de la realidad nos lleva a afirmar que la Ley comentada, no servirá para nada, pues no se podrá enseñar finanzas, economía, tributación, contabilidad y derechos del consumidor, a quienes ni siquiera saben las matemáticas básicas, estamos jalados como país en comprensión lectora, matemática y de ciencias. Una vergüenza por cierto.
En el INFOBAE se afirma que el Perú ocupó el último lugar en comprensión lectora, en el test internacional en que participamos. En el test “Retolectura” estamos retrasadísimos y, en el “Programa de Evaluación Internacional de los Estudiantes” (Prueba PISA) estamos cercanos a la cola ya que nos consideraron en el puesto 64 de 77, aunque en otras evaluaciones nos encontramos en el puesto 55 de 64. A todo ello se agrega la afirmación de UNICEF en el sentido de que el Perú se encuentra en una “crisis educativa”.
El tipo de leyes a los que nos estamos refiriendo, atentan contra la institución congresal, que debería ocuparse con eficiencia en la problemática nacional, pero no aprobar leyes intonsas que lo hacen aparecer en ridículo por la inutilidad de normas declarativas. Si además del comportamiento inadecuado de muchos congresistas, advertimos que los que son serios dejan pasar y aprueban tonterías, poco favor le hacen al Sistema Democrático.
Quizás algunos pensarán, para justificar los deseos educacionales de los parlamentarios que aprobaron la aludida Ley, que como dice el refrán “pedir al cielo poco, es de loco”, a lo que habría que agregar que “pedir al cielo demasiado es de tarado”.