Esta breve columna tiene por finalidad, recordar a quienes fueron miembros de la Asamblea Constituyente que aprobó la Constitución de 1979 y que luego de casi tres lustros, también participaron en el Congreso Constituyente conocido como CCD que sancionó nuestra actual Ley de Leyes de 1993, que ya con treinta años de vigencia, felizmente se ha convertido en una de las más longevas y que esperamos tenga larga vida, por supuesto con algunas reformas parciales, pues como toda obra humana no es perfecta aunque si perfectible.
Los asambleístas y constituyentes a que nos referimos fueron Xavier Barrón Cebreros, Pedro Cáceres Velásquez, Roger Cáceres Velásquez, Enrique Chirinos Soto, Gustavo García Mundaca, Celso Sotomarino Chávez y Jorge Torres Vallejo. De ellos nos siguen acompañando Barrón, García y Roger Cáceres, aunque alejados de la vida pública.
Los recordamos pues fueron valerosos guardianes para mantener preceptos importantes de la Carta de 1979, que a su vez forman parte de lo que los expertos constitucionalistas denominan la “Constitución histórica del Perú”.
Es bueno también rememorar que la Constitución de 1979, que sustituyó a la de 1933, se dio como paso previo a recobrar la institucionalidad democrática que había sido vulnerada por el golpe del General Juan Velasco Alvarado y cuyo reemplazante el General Francisco Morales Bermúdez, sentó las bases para el retorno a la Democracia.
Si bien la Constitución de 1979 fue fruto de gran consenso con la participación de sus cien asambleístas, tuvo que ser sustituida por la de 1993, no porque ello fuese absolutamente necesario sino porque la convocatoria al CCD en 1992, fue fruto del acuerdo político transaccional alcanzado con los auspicios de la OEA en su Asamblea de mayo de 1992 en Nassau.
No olvidemos que, si bien Alberto Fujimori asumió en 1990 legítimamente la conducción del país, no es menos cierto que el famoso 5 de abril de 1992, dio el llamado “autogolpe”, disolviendo al Congreso y arrogándose facultades casi omnímodas. La convocatoria al CCD fue una salida política concertada para ir regresando a la normalidad democrática.
La Constitución de 1979 fue una buena Constitución, su sustitución por la de 1993 fue el camino de retorno a la institucionalidad democrática como ya hemos dicho. La nueva y actual Constitución, a nuestro juicio bastante mejor que la anterior, tuvo que tener modificaciones de forma y fondo respecto a la precedente.
Entre las modificaciones formales se tuvo la menor cantidad de artículos respecto a la Carta de 1979, satisfaciendo con ello el deseo presidencial y, entre las de fondo salir del bicameralismo para tener un Congreso de una sola Cámara, y no porque fuera mejor, sino para justificación de los cambios en que destaca sin duda alguna, el capítulo económico que ha permitido tres décadas de desarrollo y crecimiento de nuestro país.
Por último, debemos enfatizar la comprensión de Carlos Torres y Torres Lara, conductor de la Comisión de Constitución y Jaime Yoshiyama, presidente del CCD, que entendieron las preocupaciones de los dos veces constituyentes, para mantener los preceptos no negociables de la Constitución de 1979.