Con indignación y preocupación, observé a través de las redes sociales que, en las festividades de carnavales en el interior del país, específicamente en la ciudad de Huamanga, las damas danzantes con sus trajes típicos, excelente ritmo e instrumentación musical, al bailar lo hacían cantando y con gran sonrisa, canciones cuyas letras eran de burla, frente a miembros de nuestra Policía Nacional que cuidaban el orden público e inclusive les proporcionaban seguridad.
Se mofaban de los policías diciéndoles que algún día tendrían que rendir cuentas y soportar sanciones, por los fallecidos y heridos en los enfrentamientos habidos entre ellos y manifestantes que en la realidad estaban también integrados por vándalos y antisociales en diciembre del 2022 y enero del 2023, luego de la asunción en la Presidencia de la República de la señora Dina Boluarte.
Los vándalos a que nos referimos no eran unos angelitos sino todo lo contrario pues agredieron a los policías, atentaron contra la integridad de civiles y policías y además dañaron y destruyeron tanto propiedad pública como privada.
Las canciones de cachondeo a las que nos referimos no fueron manifestaciones espontáneas, se notaba que había existido tanto preparación como entrenamiento, lo que implica organización y los actores de ella. Allí lo grave del tema, al emplearse la sorna como herramienta o arma para que se les responda y lograr nuevos enfrentamientos. Como advertimos las canciones no eran expresiones de humor sino en el fondo de agresión.
No olvidemos que una cosa es la burla y otra el fino humor o la ironía que pueden leerse en los medios escritos, como también sonreírnos ante caricaturas pintorescas, aunque sin ánimo de agraviar. A lo que nos referimos, sin duda alguna, fue burla y nos hizo recordar sicosociales que fueron frecuentes en épocas que se suponía superadas, en que se contrataba a expertos para ello, como entre otros fue Segisfredo Luza.
Hasta con frases simples se puede hacer daño, como también entretener e incluso, con la entonación y con el mismo texto, se pueden conseguir efectos diferentes. Esto es lo que los maestros lingüistas como Luis Jaime Cisneros, José Miguel Oviedo y Martha Hildebrandt denominaban la “afectividad en el lenguaje”.
Tengan en cuenta como en una presentación pública en Ayacucho la tomaron de los cabellos a la primera mandataria de la República. La noticia se llevó en términos diferentes según los medios, expresando algunos que le jalaron los pelos, en expresión bastante benévola, mientras que otros dijeron que la jalaron de las mechas, con una connotación negativa para la presidenta y, si hubieran expresado solamente “le tomaron el pelo”, su definición es de cachondeo humorístico sin mayor consecuencia.
Volviendo al propósito de esta columna, es conveniente que desde el Estado se identifique a los autores de las letras de las canciones mencionadas y, a quienes organizaron las burlas a la Policía. Hay quienes “se las traen” como se dice, y quienes queremos paz y sosiego en el país, debemos estar alertas.