Es harto conocido que las hernias, sobre todo las inguinales, se producen generalmente por esfuerzos exagerados o extremos, ergo, quienes no se esfuerzan trabajando a buen ritmo para satisfacer sus necesidades y las de sus familias, será difícil que se hernien. Aunque para una serie de enfermedades existen mecanismos para evitarlas y cuando se trata de las ocasionadas por bacterias y virus, hay vacunas, para las hernias la ociosidad es la mejor prevención y vaya que lo es.
Por lo antes expuesto podríamos decir que el rojerío, léase comunistas, estarían libres de herniarse, pues como sabemos se esfuerzan poco o nada para vivir. Siempre andan postulando que el Estado debe darles todo, que hay que quitar a los que tienen para socorrer a los que no tienen, que los que tienen sus fortunas las han mal adquirido por lo cual hay que expropiarlas, pero si se puede y tanto mejor, pues a incautarlas. El trabajo no es para los rojos, es para los demás.
Sus desvaríos son recontra sabidos y muchos viven como las sanguijuelas, esto es nutriéndose de la sangre ajena. Sus máximas tareas no son para su manutención sino para sermonear a los demás con el discurso taimado del enfrentamiento, de la turbamulta, así como de la supuesta igualdad de metas, del reparto de lo ajeno, del recorte de las libertades para obtener sus ilusos objetivos, pero también se evidencia que más temprano que tarde, sus congéneres se darán cuenta de lo estrafalario y errático de sus monsergas.
Ya Abraham Lincoln, con claridad y sin parsimonia, premonitoriamente había manifestado que “un político puede engañar a unos todo el tiempo y, puede engañar a todos por algún tiempo, pero lo que no podrá lograr es engañar a todos todo el tiempo”. Por ello y para que el resto de la población abra bien los ojos y no se deje atosigar con pensamientos, propuestas y otras engañifas, es necesario repetir hasta la saciedad que para lograr el bien común, el bienestar de las mayorías, la elevación del nivel de vida, es para ello necesario que exista trabajo desde el sector privado y, ello solo se genera si hay inversión, la que adicionalmente contribuye con sus impuestos al sostenimiento del Estado para solventar educación, salud, infraestructura, seguridad interna, defensa soberana y todas las demás obligaciones a cargo del Estado.
No puede existir el milagro que sin trabajar y sin esfuerzo se pueda conseguir el bienestar, salvo el de los jerarcas comunistas que como ya está esculpido en la Historia, viven placenteramente de los demás y hasta tienen fortunas conseguidas irregularmente, para no decir delincuencialmente. Miremos los casos más cercanos al Perú, como son Cuba, Nicaragua y Venezuela para no recalar en otras latitudes.
Lo antes expresado es desde los orígenes del comunismo pues a Marx siempre lo mantuvo la esposa, nunca se le conoció trabajo. En nuestra patria le dirían “pulmón virgen”. A Lenin hasta ya mayor fue mantenido por su mamá. Huelgan mayores referencias.
