Hay veces que al revisar algunos WhatsApp o leer algunos mensajes colectivos que nos llegan a través de las ya famosas redes sociales, que vienen dejando en la obsolescencia a diversos medios de comunicación que ya se podían catalogar como tradicionales, encontramos valiosa información como también frases que nos hacen reflexionar.
Incluso encontramos mensajes que si bien podrían calificarse como humorísticos, aparentan serlo pero nos llevan a pensar en la situación del mundo en que vivimos y los peligros que encierra hacia el futuro, ya no necesariamente bélicos, pero si del comportamiento del ser humano y de los nuevos supuestos valores que enfrentamos.
Uno de los mensajes que hemos recibido en estas semanas navideñas y que es en tono jocoso, en el fondo nos alerta sobre los cambios que vienen produciéndose y que por supuesto no son de nuestro agrado.
El mensaje recibido al que nos estamos refiriendo y cuyo autor desconocemos, dice: “Ya puse el Nacimiento, lo más inclusivo y laico que pude. No hay animales para evitar demandas por maltrato animal. La Virgen María la quité porque las feministas creen que la imagen de la mujer no debe ser explotada. San José es carpintero y no está porque el sindicato no lo deja trabajar en día festivo y porque sería apoyar el pacto machista, dicen. El niño Jesús tampoco está porque primero tiene que decidir si quiere ser niño o niña u otra cosa e imponerle el género sería machista. Tampoco están los Reyes Magos porque la monarquía está mal vista y viniendo de oriente, podrían ser inmigrantes ilegales. Tampoco hay ángel para no generar conflicto con judíos, musulmanes y otras religiones. Finalmente, no hay paja por riesgo de incendio y por no cumplir con la norma. Sólo queda la cabaña que está hecha de madera recibida de bosques desarrollados según normas medioambientales autorizadas, pero mañana la quito, no sea que le caigan invasores. Aparte de eso sólo me queda desearles unas felices fiestas».
Insisto, parecería broma pero nos hace pensar, pues se nos quiere imponer “modernismos” que no lo son, enfoque de género que atenta contra lo natural, idioma inclusivo que agrede nuestras lenguas y así podríamos seguir y seguir hasta el cansancio y, encima a quienes creemos en los valores que hemos heredado de nuestros ancestros, probablemente seamos unos viejos retrógrados y como si fuese insulto nos califican de “conservadores” sin darse cuenta que conservar los valores no es un demérito sino un gran privilegio.
Pese a ser lo recibido en tono humorístico, nos alerta por lo que encierra y por ello debemos estar siempre atentos para no caer en ciertos “modernismos” que no lo son. En lugar de saltar hacia el futuro el salto penosamente es hacia el vacío del que es muy difícil regresar, por eso la insistencia de estar siempre atentos y no dejarnos llevar por cantos de sirena.
