En un reciente artículo titulado “Reprimir o restablecer”, señalábamos que los tiempos aciagos en que la Policía reprimía los reclamos populares, solo están en la Historia, pues en los tiempos actuales la Policía no reprime, lo que hace es repeler la violencia, que no es lo mismo y, ello en expreso cumplimiento de la Constitución la cual define el rol policial de garantizar y mantener el orden público, así como restablecerlo cuando fuese afectado.
Las dictaduras de antaño realmente eran durísimas, pues se encarcelaba a personas sin razón legal alguna, se les confinaba en prisiones incluso con incomunicación, muchos eran torturados como lo pueden atestiguar los apristas y, otros eran desterrados o deportados al exterior, simplemente porque así lo disponían sin causa justificada los dictadores a los que nos referimos.
En el artículo citado aludimos a la dictadura de Manuel Odría, la que tenía como brazo represor a Alejandro Esparza Zañartu. Esta mención generó que un amigo me preguntase porque tenía que mentar a la última persona citada, pues llevábamos el mismo apellido, él por padre y yo por madre. Mi respuesta fue contundente, debo lealtad a la verdad y no a quien se prestó a apresar y encarcelar a mi papá.
Estábamos a finales de 1948, yo recién en la preparatoria en el Colegio La Salle, cuando llegó bajo nocturnidad al domicilio familiar de la avenida España en el Cercado de Lima, la policía política de aquel entonces, acuyos miembros se denominaba despectivamente “soplones”. Irrumpieron en la casa, con chavetas deshacían colchones y sofás supuestamente en búsqueda de “papeles comprometedores” y, se llevaron a mi papá preso, a quien tuvieron incomunicado un mes y le preguntaban respecto a un supuesto pronunciamiento militar del que en esos tiempos se hablaba.
Gracias a las gestiones del amigo familiar, Ernesto Baertl Schütz, mi papá que era aprista desde muy joven, fue liberado y contó que los interrogadores, que seguían las instrucciones del Director General de Gobierno de aquel entonces, Alejandro Esparza Zañartu, le preguntaban de dónde provenía la aseveración de que habría un pronunciamiento militar contra Odría.
Haciendo memoria, mi papá recordó que en el café matinal que todos los días tomaba con un compañero de trabajo Juan Cueva Seminario en el restaurante “Romano”, había comentado que se murmuraba de un próximo pronunciamiento militar, con lo cual tiempo después se establecería que fue ésa persona la que le dio el dato a su amigo Alejandro Esparza, quien decretó el apresamiento de mi padre.
Alejandro Esparza Zañartu era primo hermano de mi abuelo, tío de mi mamá y amigo de juventud de mi papá. ¿Tengo que guardar reserva sobre la verdad? La respuesta es un contundente no. La verdad sobre todo. Fueron tiempos muy duros, pero años después, me enteré qué, en mi hoy familia política también hubo detenciones y persecuciones, como la de Ignacio Brandáriz y Luis Rafael Cedrón, abuelo y padre de mi esposa.
La Democracia, el respeto a la Ley, la verdad y el desarrollo del país, son los mejores antídotos contra la dictadura.