Desde hace un buen tiempo venimos sufriendo una dura crisis social y política que distancia a los peruanos, los que lejos de estar hermanados y con un norte común, venimos enfrentándonos y con actitudes, expresiones y también acciones que marcan notorias distancias.
No es ningún secreto que existe una crisis social, la que creció durante la pandemia del Covid 19 con pérdida significativa de puestos de trabajo, a lo que se han sumado las protestas populares por la razón o el pretexto que sea, así como el crecimiento de la delincuencia y de las organizaciones criminales.
Por si lo anteriormente señalado no fuese suficiente, en el último quinquenio hemos tenido un promedio de un presidente de la República por año, y ya para colmo elegido un antisistema en las elecciones del 2021.
Los odios y las pasiones políticas también se han incrementado, por lo que es necesario, diría indispensable, que busquemos la reconciliación nacional, para que los peruanos dejemos de lado las confrontaciones para entrar en una vía de paz y sosiego que nos haga recuperar la fe en nuestro país y la esperanza de un destino común.
No hay que olvidar que hemos tenido prácticamente tres décadas de crecimiento y desarrollo, aunque con variaciones según los gobiernos que se han sucedido, lo que es conveniente recuperar.
Si la presidenta de la República que viene de origen político de la siniestra ha podido hacer un importante viraje en su discurso a la Nación del 28 de Julio, comprometiéndose con la inversión generadora de puestos laborales, bien el resto de los peruanos deberíamos hacer los esfuerzos por la reconciliación.
Consideramos que no se puede perder esta oportunidad para reconciliarnos luego de que terminó una larga data de la influencia del fujimorismo con el deceso de Alberto Fujimori, en que tirios y troyanos han expresado su pesar, guardando en los desvanes los resentimientos y antipatías.
Antes hemos perdido valiosas oportunidades de reconciliación, como cuando se hizo el “Informe de la Comisión de la Verdad” a lo que se agregó “y Reconciliación”, aunque ella fue solo de nombre, por ello no perdamos esta nueva oportunidad que nos da la Historia, sobre todo teniendo en cuenta que se avecina un importante proceso de elecciones generales.
Consideramos que la reconciliación es posible, más cuando escuchamos a diversas personalidades políticas señalar la necesidad de la reconciliación, como en los últimos días lo hiciera por ejemplo el líder aprista Jorge Del Castillo Gálvez desde la orilla socialdemócrata, con la que coincidió desde la óptica social cristiana el dicho de Carlos Neuhaus Tudela.
Es imperativo que bajen los decibeles de los “antis” para tener un país mejor, debiendo el Acuerdo Nacional reiniciar sus tareas en aras de la reconciliación, pues ya han tenido prologadas vacaciones.
Si bien pudo concertar para la aprobación de más de tres decenas de políticas de Estado, bien podría concertar para acciones concretas en próximo gobierno, en que las fuerzas políticas que lleguen al Congreso se comprometan a otorgarles su apoyo.
