Por: Ántero Flores-Aráoz // Recuerdos lasallanos

Hace unos días, en una entrevista a Ernesto Blume Fortini, recordó una frase del hermano Alberto Domingo, religioso de las Escuelas Cristianas fundadas por San Juan Bautista de La Salle.

El hermano Alberto Domingo, nacido en España como Germán Peinador Martin, ejerció la enseñanza en diversos planteles del denominado “Colegio La Salle”, así como en la Facultad de Educación de la Pontificia Universidad Católica del Perú

La frase recordada por Ernesto Blume era: “Si no actúas como piensas, terminas pensando como actúas”, frase con la que el querido hermano Alberto nos enseñó a diversas promociones lasallanas, que debes pensar antes de actuar, a fin de hacerlo bien, pues caso contrario terminarás pensando como actuaste.

Los que fuimos alumnos del hermano Alberto lo recordamos con muchísimo afecto y gratitud, pues más que instruir como profesor, fue un gran formador y en adición supo encontrar la vocación de cada alumno para su actuar en la vida. El debe ser, siempre fue su preocupación y meta.

Nacido en España, vino como religioso al Perú, donde se quedó hasta su deceso y partida a la casa del Señor, en octubre del año 2011, luego de haber atendido a infinidad de promociones lasallanas, en que sus alumnos más lo conocíamos con el mote de “el loco Alberto”, debido a sus genialidades formativas, en que muchas veces te decía que, si no aplicabas, el Colegio no te jalaría, pues la vida lo haría más tarde.

Los lasallanos del Perú, no solo guardamos gratitud al hermano Alberto, sino a la congregación de La Salle, con innumerables centros educativos en el mundo y, en nuestra patria, con infinidad de escuelas, colegios e incluso universidad.

Pueden haber pasado muchísimos años, pero los recuerdos de La Salle son imborrables por la altísima calidad de la enseñanza, pero sobre todo por la formación para ser buenos ciudadanos. Tanto los hermanos de La Salle como los profesores seglares que tuvimos cumplieron a cabalidad su misión, con empeño y entrega.

Con orgullo podemos decir que tanto la enseñanza como la disciplina, fueron de gran interés de nuestros educadores lasallanos, quienes sabían imponer reglas claras y justas, así como verificar su cumplimiento y sancionar si fuese necesario.

El Colegio La Salle al que asistí, sigue estando en el distrito de Breña, en el Jirón Arica 601. Por los años transcurridos desde que dejamos las aulas, ya no encontramos a ninguno de nuestros profesores, pero si hay la garantía de que la excelente calidad de la enseñanza sigue fiel a los principios de la congregación religiosa “Hermanos de las escuelas cristianas” (FSC).

Por todo lo recordado, que bueno fue escuchar a uno de los viejos alumnos del hermano Alberto, recordarlo en una de sus frases formativas. Como vemos sus enseñanzas no cayeron en saco roto.


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