Últimamente a través de la prensa nos hemos enterado de diversas decisiones de algunas de las nuevas autoridades municipales, que iniciaron su gestión en el presente año, las que aparentan abuso de autoridad o, por lo menos, falta de tino o prudencia al dictar y ejecutar disposiciones que generan daños o perjuicios a los administrados.
En efecto hemos visto hasta cierre o clausura de locales por motivos francamente nimios, que bien pudieron ser objeto de un simple llamado de atención y de un plazo razonable para la subsanación de cualquier observación.
La medida de cierre o clausura es sumamente grave, que no solamente afecta al local objeto de ella, sino también al o los empresarios que conducen el local, que se ven perjudicados al no tener ingresos, así como también a ser expuestos ante terceros, lo que afecta su prestigio, pero adicionalmente lesiona a los trabajadores que carecerán de empleo por el término de la medida, así como también a sus proveedores y por supuesto a los acreedores, a quienes por falta de ingresos del deudor, tendrán que postergar su legítimo derecho a la cobranza y pago. La medida extrema a la que nos referimos también perjudicará a la clientela habitual del establecimiento, que tendrá que buscar sustitutos, al no poder adquirir o consumir los bienes o servicios de su predilección.
Dentro de las acciones municipales extremas a las que nos referimos, parecería incluso que algunas autoridades municipales se solazan con el daño que ocasionan, pues hacen notoria publicidad de las medidas que adoptaron, con lo cual es evidente que el prestigio del administrado puede caer por los suelos.
En los últimos tiempos hemos visto cerrar el local de un conocidísimo y prestigiado restaurante que tiene cerca de tres cuartos de siglo de existencia exitosa y de calidad de primer nivel. También hemos observado el cierre de un conocidísimo centro comercial, concurrido por clientela nacional como también turistas. Felizmente la autoridad municipal, rápidamente levantó la medida. Igualmente fue cerrado el estadio ubicado en el campus universitario del centro de estudios superiores más antiguo de América, que goza de laureles nacionales e internacionales. El motivo de esto último fue que hay ruidos. Si pues tiene que haberlos pues es un estadio, no un club de ajedrez.
Por otro lado también se ha observado la omisión de autorización o licencia de funcionamiento de centro comercial, construido bajo licencia de construcción expedida por el mismo Municipio, olvidando que pueden haber sucesivas administraciones municipales, pero que no se debe desconocer lo que con legitimidad hizo la anterior.
Es pertinente resaltar que hay municipalidades que exigen a los administrados, lo que ni siquiera hacen ellas en las sedes edilicias. Si bien es cierto que las autoridades municipales deben cumplir con sus obligaciones, ejerciendo las atribuciones y competencias que les señala la ley, no es menos cierto que deben hacerlo con mesura y prudencia, pero sobre todo con sentido común, que como se sabe es el sentido más esquivo.