La gobernanta—es un decir, pues está en el sillón y hay que llamarla gobernanta aun cuando no gobierne. Ella con la manada de adulones y soplones que se ha buscado, va llevando en complicidad con ellos al país al barranco.
Lástima por los fujimoristas, sus sostenedores, quienes han perdido la confianza de los que creyeron en ellos. Hoy se da cuenta que no son más que negruzcos mercantilistas. Por ellos, principalmente, se mantiene la señora Dina en el sillón.
Lástima también que por ese calor político la que está en palacio se ha creído con poder ilimitado. Se ha empeñado en quedar como una santa paloma a los ojos de los chinitos. Lo peor que ha dicho es que “al término de mi mandato puedo decir tarea cumplida” Tamaña injuria es inaceptable. Lo que a ella espera es que se habilite un cubículo para mujeres en Barbadillo. Se lo ha ganado.
No perdamos de vista la actitud sumamente chueca de los fujimoristas quienes prefieren seguir comiendo de la mano de Dina. Pero como se dijo antes, ya afinaran el olfato no bien huelan la proximidad de las elecciones. Y como hacen ciertos roedores abandonarán la embarcación.
Después dirán: “nosotros fuimos acervos críticos; fuimos oposición” –Será extemporáneo pues ya habrán recibido la rechifla a tamaña falsedad. Por último recordar la calaña de los que llevaron al callejón. Hay entre los desertores, amanerados que viajan con sus secretarios; una recua de mochasueldos y pare Ud. De contar.
De la mano de los fujimoristas van de contento los muñecos de plata como cancha. Esos solo entienden el idioma ¿cuál idioma? De plata como cancha. Pero ahí van junto al arlequín de la baraja plata como cancha. Y como si todo fuera de maravillas, una congresista se confiesa: cuando se discute el presupuesto de la nación mejor me duermo. Otro se va a un prostíbulo al que llaman—para no levantar olas: discoteca y se arma un bolondrón. Lo insultan; le meten la mano, lo arañan, le rompen… el polo, ¡hombre! No piensen mal. De todo ello se aprovecha la doña.
Reciente informe de investigación da cuenta de la innumerable parentela que ha sido colgada en la hacienda pública. Nepotismo a diestra y siniestra. Sus secretarios adulones, aplauden. De yapa se aprueba la recepción de apetitosos bonos.
El engreído de la doña, mismo care´palo, sale en Tv muy conforme con su inútil función de ministro del Interior. Tiene temor a decir prófugo al hermano de la doña, Nicanor Boluarte. No sabe, no responde, como en una nefasta encuesta dónde está Vladimir y menos dónde el duque Nicanor. “Que estamos en eso… en su búsqueda” dice, cínicamente. De los anteriores fugados y escondidos… no sabe nada.
Pero la doña soberbiamente lo mantiene en el cargo.
A todo ese sálvese el que pueda la tombería juega a las escondidas. Que… Silva ¿está en el país? No sé, tal vez… Si Ud. Lo ve nos avisa. Pucha repucha.
Algo que parece más una cachimba de barrio cuando al automóvil que trasporta a la doña llaman “cofre” Pero por favor sea un poquito consecuente con el idioma. Un cofre es un adminículo que atesora una joya, una alhaja. Pero que por transportar a una señora que no sabe dónde está parada… tampoco… tampoco, diría Kenji.
Por último, como ya es costumbre, los arribistas y comechados recibirán ingentes regalos y bonificaciones por navidad. Mientras a los de las FF.AA y PNP y demás entenados de la nación solo les entregarán la mísera suma de S/. 300.00.
(*) Miembro (r) de la Marina de Guerra y analista político.