Frases que en algunos casos son el parapeto o el escondite de incapaces ciudadanos trepados en el poder. En otros, es el legítimo ardid para adormecer suciedades que llegan hasta extremos putrefactos como el que acaba de reventar en el Congreso de la república.
Entonces se echa mano a: “vamos a investigar hasta sus últimas consecuencias. “Y se pregunta el más ingenuo de los mortales. Y cuándo michi esas investigaciones tendrán al final consecuencias?
Los penales están abarrotados de criminales de todas las variantes de la criminalidad. La mayoría procedentes del lumpen, de lo más bajo de la sociedad, de barracones.
Para los de corbata y escritorio se están abriendo carpetas e investigaciones “caiga quien caiga” Pero ¿caen? Para esos (increíble) se está preparando leyes que impida que uno de 80 años de edad nunca vaya preso, que no pague. Que después de romperle la tienda al vecino se vaya feliz a su casa.
A todos ellos se le abre carpetas y como no la infaltable y adormecedora frase: se va a investigar caiga quien caiga. Y van muy campantes los doroteos y una manga de vividores. A todo ese adormecimiento van muy conformes y contentos los que siguen fielmente a la chika. Incapaces de alzar la voz aun cuando unas víctimas sean indefensas niñas o señoritas desprotegidas. Que les importa a las rosángelas, a las Patricias juares –circunspectas ellas a la hora de defender la nariz de su nueva patrona.
Esta presidenta no sabe mentir, esta frase: “Llegaremos hasta las últimas consecuencias”, por sí misma es injuriosa a la inteligencia ciudadana. La presidenta, por accidente– se hizo del cargo en el sillón de Pizarro– alega que fue elegida por voto popular Mintió hasta el hartazgo con el cuento de los relojes rolex.
De su ingreso a una factoría para bajada de motor, planchado y pintura, dice que solo era un retoque quirúrgico porque tenía dificultad para respirar. Se conoce, hoy, que el cirujano que hizo el arreglo de la nariz no es otorrino-laringólogo, para superar la supuesta atrofia respiratoria. Que dicho sea de paso se le presentó de la noche a la mañana. Pero su fiel bombero, arrugando el ceño como la fiscal pelapapas– afirma que así fue Un experto cirujano general ha dicho que no le cuenten cuentos.
“Hasta las últimas consecuencias” es además una cachimba de cantina usada para aquietar el barullo político. En vista de ello seguirán pegados a las faldas palaciegas el favorito de la reina, Santibañez y los queros, pecho de lata de salud. A ellos solo cabe decirles basta ya de tanta sinvergüencería y váyanse.
Y vaya que a los benjis que huelen muy bien el bolsillo de sus patrocinados: corrupto Pedro Castillo, una fiscal pela papas empaquetada en dólares y ahora uno que amaneció calato junto a una de sus subordinadas también calata, pero el picapleitos “de lujo” llamado de urgencia o tal vez oliendo que hay billetes dijo, imitando la cháchara del guachimán del interior: si a mí patrocinado le encuentran algún anticucho yo que soy el mejor de los picapleitos, no lo defiendo. Me voy. Y se arrancó con que mi patrocinado no sabía que michi hacía en allí (desnudo)
Como vemos estos picapleitos que pretenden ganar notoriedad, no le hacen asco a ningún gamberro para defenderlo. Ahí estarán para decir presente.
Qué queda después de esta podredumbre que se inicia en la Quinta de Pizarro, que fue hoyada por el pavo largo, el lagarto, carantigua Sagasti, el guarapero de Cabana, el calzonudo Ollanta y hoy la Sra. Dina Boluarte, repartiendo putrefacta mercancía con sus compinches congresales.
(*) Miembro (r) de la Marina de Guerra y analista político.
