Valientes como Gorritis, Ginos, Vladimir Cerrón y demás gentuza lanzan bravatas. Se alucinan líderes: los Pedro Castillo y otra manga de cobardes de “valientes”, incluido también al admirador de Hitler el descocado vejete Kanibal Torres. Idem el valiente que se vacunó “inmolándose” en beneficio de los que asesinó. El tal lagarto Vizcarra. No se entiende por qué le dan tanta pita a ese amoral que prefiere el cariño de otro varón sobre los de su pareja, mujer. Aún no lo meten en cana.
Aquellos se disfrazan de valientes, desafiantes. Corren a llorar cuando les ajustan la clavija. O cuando sacan a flote sus fechorías. Interpretan que eso es persecución. Siempre pintándose de inocentes y víctimas. Gorritis llora porque le pusieron una flor en la puerta de su casa. Cerrón desaparece no bien supo que hay una sentencia en su contra, que determina que debe ir a prisión por tres y pico de años.
Él, como buen “valiente,” se esconde y desafía para que lo encuentren. Y el tipejo ya con la sentencia en la mano se hizo humo. ¿Entonces? En qué quedamos: ¿Quiere la Sra. Dina esconderlo? O es que la policía funciona a pedido.
Hoy la valentía de Vladimir Cerrón lo ha llevado a esconderse. Vean que ha sido premiado con una sentencia demasiado benévola.
Todo siguiendo las estupideces mentales, cuando no del ancestral resentimiento de Evo Morales; de Pedro Castillo. Del imbécil mejicano. – Dígase de paso que Méjico se hunde en la miseria. Pero el cobarde mejicano prefiere meter sus narices en otro país. Toda la función que le cabe a este López es ir a llorar sobre el hombro del presidente americano Sr. Biden, para que deje ingresar a los que desesperadamente claman por agua y alimentos que López, el deshonroso, haciéndose el desentendido, no les da.
Y regresando a mirar la valentía de un cerro de gamberros en el callejón, nos enteramos que la cumbiambera, si, la del tono con crimen, la congresista, no ha necesitado dar muchas o pocas explicaciones de su rumbera vida para salir bien librada y hasta denigrantemente aplaudida por una apreciable manga de rufianes que la blindaron.
El más fiel adulón, un tal Edwing.
Lanzó su voto de la siguiente manera: ¿Vamos a censurar a una dama solo porque ha ido a una fiesta? Como quiera que este tipejo es más lagarto que el original defendió en el mismo estilo a uno de los hermanos cordero que era debidamente incriminado en inconducta por la cobardía de emprenderla a puntapiés a su pareja.
Edwin el hijo del lagarto alegó que: “por qué nos vamos a dejar llevar por chismes para censurar a un colega límpido todo honor toda gloria; y de yapa: como soy un valiente voy a votar por que no se le censure. —Comentario: Cómo michi el pueblo puede esperar algo de esa gente que se revuelca en el estercolero. Ese tipejo “valiente” como Vladimir Cerrón ¿contra quién exhibe su valentía? Puras babas de evidentemente de un baboso.
Como se sigue vertiendo inmundicia desde el callejón se aviva la fragua del resentimiento de la mayor parte de la ciudadanía y otra vez suena amenaza de paro e invasión de Lima.
Mientras Otárola papelito en mano suelta uno que otro señuelo o tranquilizante asumiendo que todo vuelve a la calma. La Sra. Dina sigue imperturbable en sus errores o como alguien ha dicho bien, está secuestrada por su filiación comunista obediente a los sinvergüenzas cerrones y castillos. Que son sus jefes.
