La presidenta insiste testarudamente en mantenerse en el cargo, aún a sabiendas de que la población ya le ha dicho: no te queremos ¡Vete! …95%, de rechazo.
El maremágnum que se ha armado por la deficiente administración gubernamental, cosa increíble, es aprovechado por la mandataria para trepar al podio y demostrar gran indiferencia unas veces y su cómplice complacencia con los indecentes desbarres de sus ministros, otras.
Todo le sirve, aunque fuera la penosa situación de los afligidos deudos de niños o niñas violentadas sexualmente y finalmente muertos.
Se sube al podio para relanzar con atropelladas frases simulando indignación: “que estamos luchando contra la corrupción denodadamente”.
Pero si alguien criticara a su inútil e ineficaz secretario del Interior al que pomposamente llaman ministro—él se lo cree—sale ella como ya se dijo con fingida indignación agregando para su cosecha: –“Estamos trabajando arduamente para acabar con la corrupción y la criminalidad” Lástima de esas falaces frases; los hechos la desmienten, el cinismo le explota en plena cara sin considerar que la nariz ha sido recientemente modificada. No hay captura de ningún gamberro fugado y cobardemente escondido. Más bien la población ya quedó convencida que la ayuda para los fugados llega de palacio.
Santibáñez para ese caso, queda satisfecho por la orden de no hacer nada. Con lo que confirma que él es un fiel muñeco de la reina. Que el de educación diga cualquier barbaridad o cometa feroz injuria contra gente humilde ella, vuelta a subirse al podio para defender al adulón.
Que la ministra de la mujer abandone las funciones que le encarga la cartera para, en cambio, defender la nariz de su patrona y descuidar el cargo para el que fue nombrada. De eso se ufana la mandataria de su muchacha para el cargo.
A un coronel, del que tirios troyanos hablan en favor y en contra, ella, la mandataria, esgrime el machete para vengarse y cortar cabeza. Que no persigan a mi hermano, es la consigna; a ese coronel que me rompió…la puerta, bótenlo. Ya está. Obediente el del Interior.
Está clarito: el más despistado de los mortales anota que es una vil venganza de la doña. Sin embargo, dado el calor que le prodigan los de Fuerza Popular y plata como cancha, la doña se ha empinado como prepotente y “pechadora” de pueblo joven y no hay día que no salga a pechar a otras instituciones.
A la fiscalía “le exijo”– ¿Cómo? Dónde está el respeto que dijo tener por las instituciones. De modo pues que al estilo carantigua Sagasti puso en la calle a más de 300 miembros de la PNP y no iba a faltar el que sin colcha (ya no es colchado), entre ellos.
Una más: los doctos juristas tanto como los soplones y adulones quieren rebatir que la mandataria no tenía por qué dar parte o pedir permiso o por lo menos comunicar al Congreso que se ausentaría. ¿Sabe por qué?
Como cualquier pelafustán aducen, muy sabiamente: ¿Dónde dice que lo tuvo que hacer? – y el remate: ¿acaso está en la constitución? Firman los juristas desde sus asesorías gratuitas. –Y de mi cosecha digo que hace mucho sugerí que estando así la mentalidad de los arrabaleros del callejón debieron legislar hasta por que el ensotanado no se chupe todo el vino de la misa.
(*) Miembro (r) de la Marina de Guerra y analista político.