Se dice, se proclama, se vocifera a menudo, que las opiniones vengan de donde vengan… se respetan. Creo que fue muy ligera esa afirmación puesto que nadie hubiera previsto que cerrones, bermejos, verónicas y demás escoria llevados por el odio y revanchismo digan cada cosa que antes que opinión son disparates de idiotas, incluyendo los disparates de no me atarantes. Más se acerca a mentes afiebradas como la del anciano rabioso trompa de mono, hoy en el premierato.
Y precisamente uno que es hombre de derecho ¿torcido? Catapultado ahora por su paisano, el de Chota, hombre, afincado precariamente en la Quinta de Pizarro, premier y jefe de gabinete ministerial admite sin mucho rubor que su opinión no vale un pito. Y claro, estando ése en lo cierto los pegalones, chanchulleros, farsantes y adulones amén de muchos otros venidos de los muladares pueden ser ungidos, sin mucho empacho ministros u otras autoridades principalmente bien remuneradas.
El pez por la boca muere. Esta afirmación es de oro. El cerro grande vomitando su resentimiento se fue de bocota denunciando que su ayer compañera de arrebatos y tumultas, la tal Verónica habíase acercado al del sin sombrero para pedirle cinco ministerios y una embajada en Francia.
El cerro grande pues se encargó de desenmascarar lo que es la principal aspiración de los comunistas y caviares. Vivir del Estado y otras canonjías como embajadas y ministerios aun cuando ni por asomo sepan algo de algo.
Para confirmar lo anterior –que la opinión del rabioso no—no me atarantes-no tiene palabra que valga un pito se ha convertido en un obediente muñeco puesto que en el artículo 122 se dice expresamente que el presidente nombra y remueve –debió agregarse: a su antojo, a sus ministros con acuerdo respectivo del presidente del Consejo de ministros. Y ya vieron no me atarantes es llamado solo para firmar.
Luego de recibir el desmonte, no me atarantes pide a la ciudadanía que se le alcance los pestíferos rollos que tuvieran sus elegidos—Preguntemos entonces ¿qué hará una vez conocidas las deficiencias, y demás sucias andanzas de aquellos? ¡Hombre! Saldrá con su perfil de alcachofa fresca para decir que por las puras caiguas y …sin pruebas, critican a los elegidos.
Pareciera mentira y acciones de otros mundos que estemos aceptando, comentando, solo comentando, la prepotente actitud de uno encausado por corrupto del que se admite que gobierna por encima de Pedro Castillo. Y este último solo acepta sin protestar con lo que se comprueba lo que se dijera al iniciar su mandato: que es un muñequito de cerro grande. Sobre él ha ido más lejos el patriarca Humala: se trata, remarcó, de un imbécil. Y comentando, comentando, vamos esperando que se adelante el sombrerón y les gane la partida a los que hoy siguen deshojando margaritas.
Alguno que por pertenecer al partido del huancaíno y soltando flores para él piensan que de ese modo quedará empernados en sus curules. Craso error. También tuvieran que irse. Mejor les alcanzo una sugerencia: No sean ´ones súmense a los 83 que hay –solo faltan cuatro. De ese modo pueda que les sirva mejor que esperar la avalancha del huancaíno sobre el sombrerón y compinches.
Para cerrar. Es increíble que Pedro Castillo esté gastando las balas de todos los peruanos para pagar adulaciones. Adulaciones como la de un tal López Obrador que funge de presidente de los Estados Unidos Mejicanos.
Digo, antes que meter la bocota para soltar adulaciones en un país que no es el suyo, debe adecentar a su país en las ciudades: Ciudad Juárez; Tijuana, Veracruz y sobre todo la pobreza extrema y súper paupérrima de los habitantes de Chiapas. Ciudades que de la mano de la hambruna se disputan cuál de ellas es la más putrefacta en corrupción, drogas, sicariato y prostitución.
Finalmente: Señores del Congreso no se dejen adelantar. Castillo y compinches ni un día más en el gobierno. Luego viene la cárcel para los cerrones, bellidos, bermejos, no me atarantes boca de mono, Torres. El remedo de médico agüita de cantarito …¡¡Es ministro!! de Salud.
(*) Miembro (r) de la Marina de Guerra y analista político.