Dice una expresión muy popular “bueno es culantro, pero no tanto” Esto es referente al conformismo que se expresa: “Está bien que robe pero que haga obras.
Para Pedro y demás malandrines que lo secundan eso de que la virgencita o el papa clamen por los pobres, a Pedro y a sus secuaces le importa un pito. Así de indolentes son estos malandrines. Ellos están ocupados en seguir robando. Ni obras ni qué niño muerto.
Si eso no es así véase nomás como es que, para resarcir de la inversión hecha por Virgilio Vicuña…o por ahí va el nombre, hermano de plata como cancha, para pagar la caución de un criminal recibe un puesto en un ministerio que administra miles de millones de soles.
Pero no se piense mal dicen los cínicos vicuña y los secuaces del gobierno. Es “el gigantesco patriotismo “que empuja a vicuña, el despeinado, aceptar tan importante posición económica en el desgobierno de Pedro Castillo. Que sea experto con gran conocimiento en la cartera que le encarga, eso… qué michi importa; en este gobierno, cualquier animal con patas puede hacerlo. Antauro ha pedido y presionado al muñeco de Vladimir que se brinde a su garante la oportunidad de recuperar su inversión.
Sin embargo, ahí no queda la cosa. Es en la sucia política de Vladimir, Pedro Castillo, antauristas que invaden los significativos puestos en el gobierno. De ahí se van abriendo trocha para la nefasta ambición de taladrar y hundir al país en manos de asaltantes comunistas; por lo pronto ya metieron una cuña con el despeinado ciudadano, vicuña.
De otro lado, el podrido gobierno de Castillo aceptó la renuncia del chiflado, al borde de la demencia senil –solo tenía en la cacerola fijación y odio para los niños y mujeres. Sobre todo, para la Fiscal de la Nación.
Castillo, como si quisiera castigar a niño tonto, el renunciante premier, después de darle hipócritamente las gracias por “los servicios prestados” ¿A quién o quiénes? Nombra a una alegre novia calentona para reemplazarlo. Con lo que a las claras le dice: mira lo que tú hiciste o no, lo puede hacer cualquiera. Puede ser, aclarando, que aquella persona designada pueda vender turrones; sea vendedora de maní o dedicarse a lavar ropa a domicilio… no interesa. Agrega que tiene todo su cariño y eso… es lo importante.
Solo espera de aquella que supere al chiflado en eso de la inquina contra la Fiscal de la Nación.
Otros al saber del nombramiento opinaron que el calentón Pedro sigue pagando favores. No descuidan la alegría de un novio que siendo un ferviente “admirador” de la dama recibió de aquellos excelentes nombramientos para sus familiares en la cosa pública. Y eso… dirá… que solo era ministra. Hoy con todo el poder que le ha regalado Pedro ¡yupi! Ya puedo pedir una gerencia o que me pague con un carrito digamos que Mercedes.
Ya ven hasta lo indecente y descarado emparejamiento fuera de palacio, es posible en este país caído en desgracia por obra de Castillo y malandrines secuaces suyos.
Si. Insisto, todo es posible en nuestro país abandonado por los tibios y temblorosos mandiles rosados. Los caviares o sea, los come de balde se horrorizan cuando alguien sugiere: señor ya no es posible soportar tanto. Es menester que los mandiles rosados salgan a poner orden y a enderezar la cosa—no de la premier, aclaro.
Sin embargo, hay que decirles—a los de mandil rosado– que no se puede aceptar que soslayen una que otra función que les compete como la de brindar orden interno. Más claro, evitar que el país se vaya al hoyo. Pero aquellos se parapetan en el nefasto: “No somos deliberantes” y festejan: ¡¡Yupii !!
De modo que en ese estado de cosas se desvanece la esperanza de tener FF.AA.
Por último, diré que mucho se ha dicho respecto a que la policía ha sido rebasada y convertida en palitroque, principalmente, en el cuerpo de generales, lo que es cierto. Agregan que: ¡Ay caray! Con la FF.AA no lo puede hacer.– ¡Oigan! Pero si ya lo hicieron. Recuerden que el calzonudo llevado por su resentimiento y complejo racial, igual al de su papá, mandó a su casa al general de ejército, es decir a uno que ostentaba cuatro soles en la capona, con apenas tres o cuatro meses en grado y posición militar. Fue con el general Ripalda Ganosa el que marchó –sin que ninguno de sus pares o subalternos levantase la voz y protestaran por el atropello.
(*) Miembro (r) de la Marina de Guerra y analista político
