Por: Arturo Bobbio C. // A más de un año del contragolpe

El siete de diciembre del año 2022, a las once de la mañana el ex Presidente Pedro Castillo decidió dar un golpe de Estado, delito cometido de la manera más bizarra, sin haber coordinado con las fuerzas armadas, sin siquiera una planificación previa más que la preparación de un manifiesto que a duras penas pudo leer con una voz y manos temblorosas, quizás pensando que esas fuerzas populares a las que tanto decía representar se levantasen, cosa que jamás sucedió y termino con él en prisión, es decir cometió un crimen que por su organización y ejecución parecían el reflejo de su gobierno, improvisado, desorganizado, lleno de ineficiencia e incapacidad.

Gracias a Dios para nuestra patria el golpista era un casi inimputable, un hombre que quizás empezó con buenas intenciones pero que desde que gano las elecciones se dejó llevar por ese asambleísmo izquierdista estéril en la que todos tienen una cuota de poder y cual facciones fratricidas operan independientemente sin coordinar, buscando destruirse entre sí, para que tal o cual grupo aumente su presencia en el gobierno, está perversión de la política estaba encaminándonos como país hacia un panorama de inestabilidad económica e incertidumbre en los proyectos de vida de sus ciudadanos.

Ese siete de diciembre no solo se dio un golpe de Estado, sino también un contragolpe para defender nuestra democracia, se dejó claramente sentado para la historia que las fuerzas armadas no se volverán a prestar jamás para aventuras absurdas de gente trasnochada, desde el Ministerio de defensa y Generales como Ojeda, Briceño y otros demostraron con su comportamiento que realmente el ejercito es una institución tutelar de la Patria y no el instrumento vil del gobierno de turno para dar rienda suelta a sus oscuras intensiones golpistas.

Los golpes de estado solo traen inestabilidad, el país necesita predictibilidad, solo con una clase política seria, honesta y eficiente, podremos captar los capitales nacionales y extranjeros necesarios para poder poner en marcha los proyectos nacionales que generarán trabajo para todos los peruanos.

Esperemos que como nación se haya aprendido la lección.

 


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