A pesar de lo que muchos podrían pensar, la antigua Persia, actualmente Irán, es la nación con el antecedente más antiguo sobre una declaración de derechos humanos, en el llamado “Cilindro de Ciro” que es una figura de arcilla que data del año 539 antes de Cristo, descubierto por el arqueólogo iraquí Hormuzd Rassam en 1879.
Podemos encontrar la primera proclamación de la historia de la humanidad donde se sienta una serie de derechos vanguardista para su época.
En esta cerámica se deja establecido que toda persona tiene derecho a la libertad y elegir. Además aborda el respeto mutuo entre los individuos de una sociedad, teniendo en cuenta que quien legitima estas medidas políticas es un Rey tiene un valor mayor, demostrando que las naciones desde cualquier modelo de gobierno pueden tomar decisiones para ganarse el corazón de sus miembros.
A medida que han ido evolucionando nuestras civilizaciones y habiendo llegado al siglo XXI, tenemos que los derechos humanos han sido capturados, politizados y monopolizados por grupos de izquierda, que se autodenominan progresistas.
Ellos a través de sus organizaciones no gubernamentales, no han hecho más que torcer, desvirtuar su origen y volverlos derechos exclusivos de aquellos marginales, antisociales y delincuentes que atentan contra la sociedad en nuestros países en vías de desarrollo.
Estos activistas han logrado formar una red intercontinental muy bien montada con financiamiento internacional para apersonarse y brindar defensa legal gratuita en cuanto proceso judicial o investigación fiscal se realice a terroristas o delincuentes.
Increíblemente los efectivos del orden, sean militares, policías, serenos municipales o cualquier servidor público que ose imponer una mano dura para acabar con la delincuencia o terrorismo es procesado, inmediatamente acosado y perseguido por estos “disque” defensores de derechos humanos.
Gobiernos patriotas, como el de Nayib Bukele de El Salvador, entre otros, están en la lucha por defender los derechos de quienes verdaderamente merecen ser defendidos, que somos los cientos de millones de personas que formamos parte de las sociedades de nuestros países, individuos que solo queremos trabajar, vivir en paz y armonía con nuestro entorno, este puñado de presidentes valientes, han entendido que los derechos humanos son justamente para “humanos” y no para seres que si bien nacieron con humanidad ya la perdieron, al tomar la decisión de vivir como marginales, violando, matando y robando, saliéndose de ese pacto social que todos los miembros de sociedades civilizadas firmamos para poder hacer vivible este mundo.
Derechos para los delincuentes sí, pero sin olvidar que más derechos siempre debe tener quien actúe dentro del marco de la ley, la convivencia pacífica y armoniosa, dándole a nuestras fuerzas armadas y del orden la capacidad de reaccionar contundentemente ante cualquier acción de vaya contra los derechos de la sociedad.
