Un escándalo mediático bien montado nos quitó a todos los peruanos la posibilidad de tener cierta estabilidad y continuidad política en el país.
Un expresidente ruin que se vacunaba mientras todos moríamos por una pandemia que él no supo manejar, un intento de político fantoche que buscada dar rienda suelta a su apetito desmedido de querer ser nombrado en una entidad pública y una señorita que por lo visto no supo guardar la discreción en su vida privada grabando a diestra y siniestra a todo aquel con que mantenía amistad o relación sentimental, fueron los ingredientes suficientes para armar una historia que vista desde afuera parecía coherente con un hecho típico de una acción delictiva, pero que a medida que se esclareció solo fue una llamada calentona de quien en ese entonces era un abogado que no ostentaba ningún cargo público y que solo buscaba recomendar a una pareja o amiga para un puesto de trabajo como lo haríamos cualquiera de nosotros en nuestra vida cotidiana.
Nadie puede negar que el más conspicuo discípulo del gran constitucionalista Enrique Bernales no solo peco por el mal gusto al elegir con quien relacionarse sentimentalmente, sino que demoró demasiado en dar explicaciones claras y contundentes que diluciden las dudas que la población tenía y que sirvieron como el combustible necesario para que la prensa caviar interesada en su salida logre su cometido.
Alberto Otárola nos guste o no, era la garantía de ese contrapeso necesario para que ni la derecha extrema, ni los caviares, tengan una hegemonía absoluta sobre las políticas de Estado, supo manejarse bien con el congreso, mantuvo una relación respetuosa pero tirante con Contraloría General de la República, la burocracia estatal estaba relativamente controlada y sin mayores presiones para nombramientos de partidarios o amigos.
Esperemos que por el bien del país no se vuelva a mediatizar la política, aspiremos a que no vuelva a salir un funcionario, premier o ministro por una noticia presentada tendenciosamente con bajos y oscuros intereses, para que luego de días se sepa la verdad pero el daño ya está hecho.
Ojalá y el nuevo Premier sea lo suficientemente cazurro para lograr los consensos necesarios para sacar adelante el gobierno y darle la estabilidad necesaria para que nuestra alicaída economía florezca.