Ser político en el Perú, se ha convertido en un oficio muy peligroso, el éxito de hacer política en el país radica en saber transitar en un pozo lleno de cocodrilos sin morir o salir lastimado, pero sobre todo hacerlo sin abdicar a tus posiciones ni principios, debes aprender a convivir con los come pollos, lava pies, mocha sueldos, los niños y toda una variedad de especímenes de los más peculiares, que a través del voto popular, nos guste o no, son padres de la patria, todo esto nos está llevando al mismo nivel de insatisfacción ciudadana que tuvo Francia antes de la revolución francesa, un alejamiento tal de la ciudadanía con su clase política, que ante el hambre de los primeros, María Antonieta esposa del Rey Luis XVI señalo “que a falta de panes, buenas son las tortas” este tipo de comportamientos sirvieron como caldo de cultivo para el inicio de la revolución francesa y la consecutiva muerte en la guillotina de todo lo que significaba su sistema de gobierno incluida su monarquía.
En el Perú, luego de meses del fallido golpe de estado y la asunción de la presidenta, nos estamos dando cuenta que nuestra enfermedad no pasaba por un virus cajamarquino temporal, sino que nuestras dolencias como nación son anteriores, mucho más profundas, severas y estructurales, Francia necesito guillotinar a su clase dirigencial y luego de esto pasar por una serie de posiciones radicales como las planteadas por Maximilien Roberpierre, “el incorruptible” que termino encegueciéndose por el poder, mandando a matar a quien se opusiera a esta mal llamada “revolución”, fue un proceso sanguinario que llevo al propio Maximilien a terminar en la guillotina, que el mismo promovía como pena para quienes la turba señalara como traidores, esta época oscura de la historia francesa solo tuvo un sobreviviente, alguien que logro entender y puso en práctica todo un sistema a través de la traición, la prebenda y el engaño para lograr salir airoso y mantenerse en el poder, durante tres corrientes distintas de gobierno, él era Joseph Fouche.
Nuestra clase gobernante debe comprender, que a través de sus excesos están llevando a que medidas radicales calen en el ideario de la población, los peruanos hartos de sus abyecciones respaldarán mayoritariamente con sus votos, a quien les asegure guillotinar figurativamente a todos los políticos, en manos de congresistas, ministros, funcionarios, alcaldes, regidores y la presidenta, está la gran labor de no caer ni en el radicalismo de Robespierre, ni en la vileza de Focuhe para mantenerse en sus cargos y re dignificar la labor pública, es momento de trabajar intensamente, honestamente y sobre todo escuchando a quienes los encumbraron para que ocupen tan importantes cargos.